Entre la rara fauna de personajes que vivieron en nuestra ciudad,
quizás los ejemplares más llamativos fueran los de los años de la guerra civil.
Algunas historias de entonces, recordadas hoy día, se nos antojan insólitas,
como se nos antojan insólitas algunas de aquellas autoridades que por aquí
ejercieron mando en tiempos tan azarosos. Yo no sé si suele suceder esto en
todas las guerras, por ser tiempos anormales en que el patriotismo, o la
patriotería, o la forma de entender una cosa y otra crean fenómenos que en la
vida normal llegan hasta dudarse que pudieran haber ocurrido. Yo viví aquello
con ojos infantiles, pero recuerdo a algunos protagonistas de entonces, y hasta
llego a dudar que todo aquello pueda haber ocurrido.
Lo que pudiéramos llamar el mando de la ciudad estaba a cargo de los
gobernadores militares de entonces —por la emergencia de la guerra—, que en
muchos casos supongo que llegaron a pensar que la provincia y la ciudad entera
eran un verdadero cuartel. Los gobernadores civiles entonces, como el resto de
las autoridades civiles, no pintaban nada.
Pues bien, entre los tipos que aquí ejercieron el mando de gobernador,
existió un raro general llamado don Luis de Martín Pinillo y Blanco de
Bustamante, que tenía la manía de que todos los cacereños y todos los que aquí
vivían, lo fueran o no, tenían que saberse su nombre de carrerilla, saludarle e
identificarle entre los muchos mandos militares que aquí existían, ya que esto
era un cuartel general. El tal don Luis, aunque fuera de paisano, paraba a cualquier
ciudadano y le preguntaba: “¿Usted sabe
quien soy yo?”, y si el preguntado no sabía su nombre, mandaba detenerlo y
acababa en la cárcel, por buenas componendas. A tales extremos llegó el asunto
que las gentes se aprendieron la siguiente cuarteta:
“Si quieres andar tranquilo,
apréndete el consonante:
don Luis de Martín Pinillo
y Blanco de Bustamante”.
Puede que las gentes de hoy en día duden de que esto sucedía, pero así
estuvieron las cosas.
Diario HOY, 6 de diciembre de 1983
NOTA.- El coronel
Martín Pinillo cesó como Gobernador Militar de Cáceres el 5 de julio de 1937
(nota de Teófilo Amores).
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