(Incluida en el libro
“Ventanas a la Ciudad”)
El nombre de nuestra ciudad, al que se le han dado tantas vueltas por
parte de los historiadores antiguos, haciéndole derivar de “Alcázares” o “Castra Cereis” (Casa de Ceres) y otras muchas fantasías, deriva —según
las últimas y más fiables investigaciones— de la palabra romana campamento, que
entonces se pronunciaba “castri” y
que los moros que nos invadieron transformaron en “cazris”, como todavía la llaman en algunos de nuestros pueblos,
pero que los leoneses que nos reconquistaron convirtieron en el Cáceres con el
que hoy la conocemos. Pero el hecho es que el nombre de nuestra ciudad
significa campamento, que es lo que fue desde sus inicios, cuando un romano, llamado
Quinto Cecilio Metelo, estableció aquí el suyo, del que nuestra actual
población deriva aparte de los muchos avatares históricos, de ser heredera de
la colonia romana “Norba Cesarina” y
otras historias que no son del caso y que quedan más para la investigación
histórica que para conocimiento de los actuales cacereños de a pie.
El hecho es que nuestra ciudad y su nombre derivan de un antiguo
campamento, lo que señala como un verdadero acierto el que, pasados muchos
siglos, a alguien se le ocurriera montar aquí un moderno campamento militar
como es nuestro actual CIR nº 3, del que vamos a dar una sucinta historia. Lo
hacemos sin querer entrar en la polémica actual de traslado o no del mismo,
cosa que corresponde a las autoridades militares, pero ello nos da pie para,
brevemente, dar unas notas históricas del actual “Campamento de Santa Ana” o CIR nº 3 de Cáceres. Veinte años lleva
funcionando en Cáceres el Centro de Instrucción de Reclutas nº 3 de la I Región
Militar, que fue creado el 9 de diciembre de 1964 y que vino a subsanar la
desaparición del Regimiento “Argel número
27”, que quedaba a nuestra ciudad sin guarnición. A partir de entonces, en
la finca “Santa Ana”, adquirida por
el Ministerio del Ejército, y en las propias instalaciones del desaparecido Regimiento,
se monta el mencionado campamento para albergar a unos 3.000 reclutas, que
habitualmente reciben allí su instrucción. Desde entonces, casi unos 200.000
reclutas han pasado por él. No vamos a extendernos sobre lo que dicho centro ha
supuesto y supone para la ciudad, porque eso lo saben de sobra los actuales
cacereños.
Diario HOY, 10 de febrero de 1984
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