lunes, 16 de octubre de 2017

Mi deformación filibustera


Cuando la locutora–presentadora de televisión dijo que aquel señor, subdirector general de impuestos del Ministerio de Hacienda, se llamaba Drake y Drake, yo  creí que era pitorreo y que el aludido iba a protestar por incluirle entre los piratas, corsarios y filibusteros, por una broma extraña de la locutora. Pero el aludido se quedó tan fresco, por lo que el asunto debía ser cierto.
Es más, mi amigo Juan que veía la televisión conmigo (y cuyo apellido silencio, no vaya a habar represalias) exclamó: “¡Dios nos asista, si el subdirector se llama Drake, el director general se llamará por lo menos Barbarroja!”
Pero lo de Drake era cierto y el señor, cuyo nombre de pila he olvidado (porque desde luego no se llamaba sir Francis), siguió tan tranquilo dándonos consejos a todos de cómo podríamos obtener la desgravación de nuestros impuestos, las clases de ellos que hay, etcétera, ya que el espacio que comento es el llamado “Encuentros en libertad”, el del lunes pasado, día 14, referida a economía.
La verdad es que uno tiene la deformación de las viejas historia de piratas que ha leído en su juventud y a muchos, como a mí, lo de Drake nos suena al famoso pirata inglés, Francisco Drake, que nos robó tanto a los españoles en nombre de Inglaterra, que su reina no tuvo más remedio que hacerle “sir” en agradecimiento.
Dicho esto, y haciendo un esfuerzo de voluntad, uno acaba pensando que habrá otros Drakes que no sean piratas, como el señor ese de la televisión, pero la verdad —y sin ánimo de ofenderle— no parece que el apellido le vaya mucho con el cargo (o a lo mejor sí, porque esto suele ser cuestión de opiniones) aunque en casos de estos debería estar permitido variárselo, como hizo el cardenal Siliceo, por no llamarse Guijarro, que era apellido que sonaba más duro.
En definitiva, que a mí y a mi amigo Juan nos dieron el susto, y que de lo que dijo el señor Drake —el televisivo— nos enteramos más bien poco, porque la imaginación se nos fue por el legendario mundo de la piratería, cuando el otro Drake, el inglés, andaba por los siete mares “poniendo las peras a cuarto” a los españoles de aquel entonces.
Diario HOY, 16 de noviembre de 1983

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