Juan Francisco Fernández Tena, alcalde de Granja de Torrehermosa, es
uno de los pocos alcaldes españoles que se sabe, de memoria, la Constitución
española. Esta es una razón por la que no me quito el sombrero ante él, y le
felicito cordialmente porque pienso que el caso, que venía reflejado ampliamente
en nuestro periódico, es realmente insólito y no debería ser así. Me explico.
Si para conducir un simple vehículo, moto o coche, se nos exige a todos los
españoles sabernos el Código de la Circulación, y ser examinados para
demostrarlo, dándonos a cambio un carné que así lo atestigua, pienso yo que
para conducir a un pueblo, caso de los alcaldes, debe ser también obligado el
saberse la Constitución de cabo a rabo, aunque no sea tan de memoria como se la
sabe Juan Francisco.
Dicho esto, paso a hacer unas reflexiones sobre el caso. Si la
Constitución es la norma que rige actualmente la convivencia ciudadana, son los
principios fundamentales de ella y la Carta Magna que nos rige, lo menos que
debe exigírsele a quien ostenta el mando, del alcalde hacia arriba, es sabérsela,
porque es el único modo de aplicarla.
Es más, estoy por decirles que, no ya a nivel de alcaldes, sino a más
altos niveles, si examináramos a nuestros políticos, de cualquier partido,
sobre los aspectos de la Constitución, a la mayoría tendríamos que darles un “cate” como una casa, aunque haya excepciones,
como esa del alcalde de Granja de Torrehermosa.
Yo no sé cómo podríamos arreglar todo esto, pero se me ocurre que en
estas celebraciones de aniversarios de dicho documento, más que actos de
relumbrón —que por otro lado no están de más— podría hacerse algo más serio,
como podría ser citar a examen a todos los que tienen mando y preguntarles, por
ejemplo: “Dígame el artículo 128, sobre
economía y hacienda”, y si el examinando no se los sabía, retirarle el carné
de mando, y poner en su lugar a otro que lo supiera. Igual que cito ese artículo
podemos citar los 169 que forman la Constitución y todas sus disposiciones
adicionales, transitorias y finales. Estoy totalmente seguro que a más de uno y
a más de dos —y me quedo corteo— tendríamos que retirarles el carné
constitucional, por mucho que ellos digan o contrario.
Diario HOY, 7 de diciembre de 1983
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