En un antiguo hospital que figuró sobre el solar donde hoy está el
cine Capitol, había una piedra de cantería que tenía grabadas las armas del
caballero don Juan de Robles, promotor de dicho centro, y bajo el escudo el
siguiente cartel, también de piedra:
“El señor don Juan de Robles
por ayudar a los pobres
con actitud ejemplar
hizo este santo hospital”.
Cartel al que alguien agregó, pintado debajo:
“… pero antes hizo a los pobres”
para significar que dicho caballero había sido un verdadero explotador
de la clase baja y después, quizás arrepentido, creó el hospital para
ayudarlos.
Creo yo que con la liberación del uso de las drogas, a una escala
nacional, nos viene pasando algo de
esto, porque es encomiable el esfuerzo que instituciones como nuestra
Diputación viene haciendo para desintoxicar a los drogadictos, creando en el
flamante Hospital de Cáceres una unidad que se encargará de ello y encomiable
es también el esfuerzo que otros hospitales nacionales, así como particulares,
como esas Asociaciones de Ayuda al Toxicómano, vienen haciendo en la lucha
contra la droga y en la rehabilitación del drogadicto, pero de poco nos va a
servir si no hay una acción conjunta de Gobierno para luchar contra esa
verdadera epidemia que se nos ha venido encima por una desacertada legislación
sobre la materia.
Era estremecedor ver en Televisión al alcalde e Sabadell, contándonos
lo que había ocurrido en su ciudad, donde de unos cincuenta delitos mensuales
denunciados en las comisarías que tenían más o menos relación con la droga,
—aunque fueran asaltos, robos, etc.—, se habían pasado desde el mes de
noviembre al doble, por lo que habían decidido una acción conjunta de las
fuerzas de orden para perseguir el tráfico de drogas en el municipio, cosa que
venían haciendo con resultados positivos, aparte de atender a los drogadictos
en centros, como el ahora creado en Cáceres.
Yo pensaba al oírlo que, aquí en Cáceres, el número de delitos
denunciados (que no suelen ser todos los que ocurren) habían rebasado esa cifra
con creces, sin que aquí hayamos tomado actitud decidida de perseguir,
conjuntamente, el tráfico de drogas.
Pero aparte de todo ello, recordó a don Juan de Robles, pensando que
nuestro Gobierno, con esas liberalizaciones, está recordando lo que en tiempos hizo
aquel prócer: creándonos los drogadictos para que después sean desintoxicados
por entidades como nuestras diputaciones, o nuestros hospitales, que no
tendrían tanto trabajo si la legislación general hubiera sido más sabia.
También en este caso, una rectificación de las leyes podría ser una sabia
medida.
Diario HOY, 18 de febrero de 1984
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