En la madrugada anterior los torrejoncillanos y otros forasteros que
se habrán sumado al acontecimiento habrán vivido con fervor y perplejidad la
llamada fiesta de “La Encamisá”.
La fiesta es realmente singular, ya que el pueblo todo, vestido con largas
camisas blancas y cabalgando enardecidos con gritos y versos a la Virgen y el
resonar continuo de escopetazos de pólvora, se dirigen al templo donde recogen
el estandarte de la Virgen que presidirá la cabalgata que recorrerá las calles
del pueblo para acabar después en una fiesta alegre y compartida por todos.
No se sabe ciertamente el origen histórico de la fiesta y hay
numerosas teorías que suplen la falta de documentación antigua sobre la misma.
La mayoría de estas leyendas la cifran en algún hecho de armas vivido por los
antiguos hijos de Torrejoncillo, quizá en algún lugar remoto.
Yo le he dado muchas vueltas a este asunto y hasta, en ocasión
anterior, he expresado mi opinión sobre lo que creo que es una reminiscencia o
celebración conservada de milagro, de los hechos de armas de la Reconquista que
se centraron precisamente en este pueblo de Torrejoncillo, que fue “cabeza de puente” para ella, en
numerosas ocasiones.
Por los datos históricos que se conservan se sabe que los reyes
leoneses que venían a reconquistar el sur del Tajo ponían su campamento
principal en Coria. Este es el caso de Alfonso IX de León, que hizo el intento
en varias ocasiones. Torreoncillo debería ser la vanguardia o puesto avanzado
de estas acciones de guerra de donde partía —con las mejores tropas— a la
reconquista de los castillos que guarnecían el paso del Tajo por el único vado
existente entonces, Alconétar. Lo demás es fácil de imaginar: a estas tropas se
las enardecía con la entrega de la insignia que presidiría la acción guerrera;
es posible que lo de las camisas blancas fuera una especie de camuflaje,
aprovechando una nevada, y pienso que esta acción se refiere posiblemente a la
toma del próximo castillo de Portezuelo, punto clave para afianzar la
vanguardia.
Puede que lo que digo sea sólo imaginativo, pero pienso que en los
archivos de Coria, referidos a la Reconquista, podría encontrarse algún
documento que lo avalara. No obstante, lo importante es que Torreoncillo ha
conservado de siglos este recuerdo, aunque ahora no sepa el origen del mismo.
Diario HOY, 8 de diciembre de 1983
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