Tengo que aplaudir sin reservas al primer teniente de alcalde de
nuestro Ayuntamiento, el culto profesor Marcelino Cardalliaguet, por la defensa
que hizo en el último pleno municipal, para que se impusieran, precisamente a
varias calles del Polígono Moctezuma, nombres relacionados con personajes de
las culturas indias de América, cuyos primeros contactos con los hombres europeos
los tuvieron a través de cacereños y
extremeños y que merecen estar nominando las calles de Extremadura, como el
nombre de nuestros extremeños nominan muchas calles de poblaciones de toda
América.
Fue doloroso el ver que otros concejales, nacidos aquí, se tomaran
estos nombres a chanza por su difícil pronunciación y ortografía —cosa que no
discuto— y no vieran que una obligación de los que nos dirigen es ir
mentalizando y cultivando a nuestro pueblo en la historia que vivieron nuestros
antepasados y que el tener ahí en las calles esos nombres, es hasta un acicate
para provocar la curiosidad de nuestras gentes sobre nuestra propia historia.
Tuvo que ser este profesor, no nacido aquí, el que defendiera lo que es
historia de la propia Extremadura, aunque haya sido vivida en extraños y
lejanos países y con extrañas gentes, que ya debían sernos más familiares que
nos son ahora.
No importa tanto el que se pronuncien o se escriban mal esos nombres,
como el deseo de hacérnoslos familiares, cosa que es también culturizar al
pueblo.
Someramente daremos una breve biografía de esos personajes de las
culturas indias que, como homenaje en el V Centenario de América darán nombre a
nuestras calles.
“Cuauhtémoc” fue el último
emperador azteca, que se alzó contra los españoles , tras de la “Noche Triste”. En la batalla de México
fue precisamente apresado por el cacereño García Holguín, capitán de las
huestes españolas del extremeño Hernán Cortés y fue tío, y también esposo, de
la tan cacereña Isabel de Moctezuma.
“Atahualpa” fue el último
emperador inca del Perú; luchó contra el cacereño Francisco Pizarro y aún a
pesar de ello y de que le ajusticiara, fue gran amigo del mismo.
“Huayna Capac” fue padre de
Atahualpa, y antepenúltimo inca del Perú, que tuvo también mucho contacto con
los cacereños de Pizarro.
Por último, “Caupolicán” fue
un famoso guerrero araucano de Chile, que venció a Valdivia y a los españoles,
en numerosísimas ocasiones, y cuya hazañas son cantadas por Alonso de Ercilla
en su obra “La Araucana”. Sus contactos
con los extremeños por tanto, son indiscutibles.
Son personajes de la gran historia que Extremadura escribió por esos
mundos y que bien merecen tener una calle cacereña como afirma el profesor Cardalliaguet,
al que aplaudimos por su acierto.
Diario HOY, 12 de febrero de 1984
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