lunes, 16 de octubre de 2017

La tertulia literaria “Alcántara”


(Incluida en el libro “Ventanas a la Ciudad”)
Me lo sugirió un reportaje que vi en televisión sobre las tertulias literarias madrileñas. No voy a hablar de él sino, salvando las diferencias, hacer un poco de historia de alguna que hubo en Cáceres que, si no llegó a tener la trascendencia de aquéllas, al menos creó una serie de inquietudes aquí, cuando no había universidad y casi ningún medio de difusión cultural más idóneo.
Yo, como simple oyente, participé en alguna y pienso que para alguien que pueda tratar más ampliamente el tema, puede ser oportuno el recordatorio. No quisiera que esto se tornara como una añoranza del pasado, porque cada tiempo tiene sus afanes y no se trata de resucitar lo viejo, sino de decir lo que aquellas tertulias representaron en el Cáceres de los años cuarenta, cuando estaban muchas cosas por hacer.
Mi vinculación más asidua fue a la tertulia literaria “Alcántara” que solía reunirse en el desaparecido Café Toledo. Los promotores de la misma fueron poetas y escritores cuya obra ha sido después trascendente. Entre ellos recuerdo a Pepe Canal, desaparecido ya, Jesús Delgado Valhondo, que por aquel entonces pasaba largas temporadas en Cáceres, Fernando Bravo, el Conde de Canilleros y los catedráticos Agustín Bravo y Miguel Ángel Orti Belmonte, fallecidos ya los tres, y que fueron con algún otro más, los promotores de la tertulia que presidió durante muchos años el catedrático Orti Belmonte. En ella se fueron incardinando gentes más jóvenes o bien que llegaron a Cáceres por aquel entonces, como el bibliotecario Víctor Gerardo García Camino, el magnífico escritor e investigador Carlos Callejo, el poeta Alfonso Albalá, muerto en plena juventud, y esporádicamente Pedro de Lorenzo, los hermanos Caba, Sánchez Morales, Gutiérrez Macías y otros muchos más entre los que no debo olvidar a los periodistas Dionisio Acedo y Narciso Puig, que muchas veces fueron portavoces de aquellas inquietudes.
De esta tertulia surgieron, entre otras muchas cosas: la revista literaria Alcántara, toda la primera investigación de la Cueva de Maltravieso que permitió después a Carlos Callejo especializarse en el tema; el encargo de la estatua de San Pedro de Alcántara a Pérez Comendador —que alguna vez fue también contertulio— que costeó la Diputación. En definitiva, cosas importantes, que bien merecerían una más seria investigación sobre ella.
Diario HOY, 20 de noviembre de 1983

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