Domingo Salas de la Cámara, antiguo compañero en las cuestiones de la
información, que luego “se cortó la
coleta” por seguir otras vocaciones profesionales, me escribe una carta
referida a una de estas “ventanas” en
la que yo me refería a aquellos antiguos Festivales Folklóricos
Hispanoamericanos, que se realizaron en Cáceres con resonancia mundiales y que
tristemente han desaparecido sin aparente voluntad de resucitarlos, para unirse
a mi añoranza sobre aquellas fiestas trascendentales y narrarme, para mi propia
envidia y la suya, su participación en unas jornadas folklóricas a las que ha
sido invitado en Ciudad Real, fiestas populares en las que participa todo el
pueblo manchego con tal entusiasmo que le ha hecho recordar aquellos viejos
festivales nuestros. Se trata de las fiestas de “La pandorga”, en las que hay elección de la “Dulcinea” y sus damas pero sobre todo, y es esto lo que le hace
escribirme, participación de grupos folklóricos de otras regiones, de verdadera
categoría, entre los que ha figurado el grupo cacereño “El Redoble”, animoso, ejemplar y certero —dice su carta— a la que
agrega la emoción que todo ello le produjo a él y los muchos extremeños
desplazados ala capital manchega. Termina doliéndose de la desaparición en la
capital cacereña de fiestas de este tipo, máxime cuando se tienen y mantienen
grupos folklóricos importantes y cuando se llegó en estas experiencias a las
máximas cotas.
Yo, tras de acusar recibo de la comunicación y agradecer ese compartir
los puntos de vista me he parado a pensar que a lo mejor no es esto lo que
demandan estos tiempos, que a lo mejor requieren esas otras movidas de rock que
ahora se organizan. Hay que confiar en los que “tienen ahora el tango en las manos” y que saben más de estas cosas
que nosotros, como Romano García o Manolo Veiga. Posiblemente nosotros somos
unos “carrozas” soñadores a los que
no debe hacérsenos caso alguno.
Diario HOY, 22 de agosto de 1985
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