domingo, 24 de diciembre de 2017

Las fábricas de corcho


(Incluida en el libro “Ventanas a la Ciudad”)
Como entretenimiento veraniego, he leído con verdadero deleite un manuscrito que ha caído en mis manos, obra del que fuera un personaje de la historia local de finales del siglo pasado y principios de éste, don Juan Sanguino Michel. Contemporáneo y amigo de Publio Hurtado, en unión de él y de algún otro personaje que nos suena ya a nombre de calle, fue uno de los propulsores del Cáceres de aquel entonces y de muchas inquietudes que tuvieron después arraigo en Extremadura, entre las que se podría citar la fundación de la Revista de Extremadura y la de un pequeño museo particular, que luego sería el origen del actual “Museo de las Veletas” de Cáceres.
Señalado ya quién es el personaje, les diré que el manuscrito es sumamente entretenido, ya que en forma de diario de notas va reseñando en él el vivir del Cáceres de su tiempo, que es una indudable experiencia para saber de donde partimos y aun hacia donde vamos. Le tocó a él ser el cicerone de la infanta Isabel cuando visitó Cáceres en 1919, y es curiosísimo saber con pormenores los agasajos que se le dieron y hasta el menú que se le sirvió, los personajes que estuvieron presentes y  los comentarios de la infanta a cada una de las cosas que veía.
Por sacar punta a algo, diré que sorprende saber que en Cáceres había varias “fábricas de corcho” e industrias corcho-taponeras, hasta el punto que la infanta visitó una de ellas y “fabricó” con sus manos, varios tapones -pulsando una máquina que los hacía automáticamente-, lo que se reseña en el manuscrito aludido.
Uno, cacereño de ahora preocupado porque aquí hubiera más puestos de trabajo en cosas en las que somos los máximos productores españoles, como el corcho y el tabaco, se pregunta: ¿Y por qué no hay ya manufacturas de corcho aquí, si la hubo? (las manufacturas de tabaco que se piden, al menos no las hubo); la respuesta que hemos podido encontrar, tras bucear en la historia cacereña de los últimos años, es que las industrias fueron adquiridas por firmas catalanas, a las que les resultó más cómodo manufacturar en Cataluña, llevándose de aquí solamente la materia prima, que es exactamente lo que se hace ahora.
Diario HOY, 18 de agosto de 1985

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