Hablábamos ayer del posible cierre del único matadero frigorífico que
tenemos en la provincia de Cáceres, “Mafricasa”,
y del deterioro y retroceso que esto puede tener para la marcha de un sector
tan importante como es el carnicero y ganadero. Según nos dice algún entendido,
matadero similar no existe otro en la provincia, siendo los más próximos de
características idóneas el de Mérida y el de Olivenza. Este es un tema en el
que tendrá que decir mucho el Ayuntamiento y su alcalde, pero hay otros temas
igualmente de interés general, o al menos de un amplio sector, en los que Cáceres
va para atrás —como ayer decíamos— sin que la mayoría se entere con pormenores
de lo que pasa, y de por qué pasa, porque nadie se lo explica.
También de este tema nos hablan los entendidos, por lo que hay que
fiar de ellos, para al menos suscitarlos y que los cacereños se enteren de cómo
están las cosas. Al parecer, en Cáceres nos hemos quedado sin radioterapia, ya
que había dos aparatos para dar este servicio médico: uno en la Residencia y
otro en el Hospital y ambos, por las razones que sea, están averiados y no
funcionan, por lo que los cacereños que, tras una operación o extirpación,
tienen que recibir sesiones de radioterapia, han de viajar a Sevilla o Madrid,
que son —según nos dicen— los puntos más próximos done existen estos aparatos.
Nos dicen también que la cosa podría solucionarse con la reparación de ellos,
pero los responsables de llevarla a cabo no se deciden, por las razones que
sean. Si son económicas, en pequeño material para los hospitales de Plasencia y
Cáceres, la Diputación aprobó ayer un presupuesto de 22 millones, y suponemos
que el “gran material” —del que no
hay otros instrumentos en toda la provincia— debe merecer también la atención
económica de estos organismos, o los cacereños pasaremos a ser enfermos de
tercera categoría.
Diario HOY, 21 de julio de 1985
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