martes, 26 de diciembre de 2017

Las "guerras" de notas


Desde luego a mí no me gustan las “guerras de notas” que, de un tiempo a esta parte, vienen realizando muchos organismos oficiales, en Cáceres, para informar de lo que les apetece y salir al paso de lo que de ellos se comenta, por parte de los que usan sus servicios o del hombre de la calle en general que, teóricamente al menos, es muy dueño de tener su propia opinión sin que nadie le quiera comer el coco tergiversándosela y diciéndole, más o menos, aquello del chiste de: “menos pensar por sí y más consultar con nosotros”.
De un tiempo a esta parte se nos escamotea información, se nos informa mal o a medias, o no se nos informa y cuando uno suple esa falta buscándose la información de por sí (que en realidad es lo nuestro), los que tenían la obligación de informarte y no lo hicieron se molestan y te envían esas notas que hacen sus “gabinetes de prensa” —que deberían llamarse como los antiguos: “de prensa y propaganda”— en la que se duelen de que se busque la información en la calle y no se recurra a ellos, que para eso están. Entre los gabinetes más recientes de prensa figura el del INSALUD, que sale al paso de todo, sea la epidemia de hepatitis de La Pesga o la protesta de cualquier ciudadano por un mal servicio sanitario. Lo mismo podríamos decir del de la Junta, que cualquier crítica la ve como “un deseo de hacer política y no resolver los problemas pulsando las verdaderas fuentes”.
Para mí todo esto tiene un mal y es el del aislamiento de los cargos públicos que, olímpicamente, se han apartado del pueblo y les molesta que el pueblo piense otra cosa de la que ellos desean. Lejos han quedado las promesas de claridad y puertas abiertas para todos. No hay claridad en la mayoría de las cosas y las puertas están cerradas a cal y canto, lo que sería lógico en una dictadura, pero no en una democracia donde los cargos, los partidos y las personas —al menos teóricamente— pueden cambiar cada cuatro años.
No es cosa de concretar más pero el hecho es que, como en una orquesta desafinada, cada organismo toca su propia melodía y el pueblo también, esperemos encontrarnos todos al final, o sea en el “calderón”.
Diario HOY, 3 de septiembre de 1985

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