En otra ocasión dije que en lo que se había especializado el Gobierno
socialista era en “cabrear al personal”,
cabreo este que llega ya hasta a los propios ugetistas, sindicalistas que han
sido la esencia del socialismo y los que mantienen la “O” en las siglas del PSOE, porque los únicos obreros que figuran en
el partido proceden precisamente de la UGT; el cabreo llega hasta el punto que
este sindicato ha tenido que romper la disciplina de voto, para manifestarse en
contra del recorte de las pensiones, como muy bien nos decía Miguel Ángel
Rubio, secretario general en Cáceres, cuando convocó la manifestación para el
día 4, por nuestras calles. A nivel nacional lo ha hecho Nicolás Redondo y
otros altos sindicalistas, posiblemente con el mismo desencanto que nos confesaba,
en el caso nuestro, Miguel Ángel.
Es una lástima que vayamos para atrás en las metas conseguidas por los
obreros en regímenes y gobiernos anteriores y que sean los socialistas, los que
tengan que quitar trenes, recortar pensiones y apretar el cinturón a todos los
demás —muchos también socialistas— por no saber cómo apretárselo a quien más
cintura tiene.
Conste que ese razonamiento lo hemos oído en la calle, donde unos
cacereños con pinta de pensionistas se decían: —“Si el asunto económico anda tan mal, por donde deberían comenzar a
recortar es por el sueldo de los políticos, no digo que los quitaran, pero sí
que los recortaran, aunque sólo fuera para dar ejemplo, porque figúrate
—agregaba— con un poquito de recorte a
los miembros de todas las Juntas y Asambleas autonómicas, y a todos los alcaldes
y concejales de España que cobran opíparos sueldos —aparte de su normal “modus
vivendi”— lo que se conseguiría, cosa que tiene más razón que el que me quiten de
mis 14.000 pesetas, aunque sea solo unos céntimos”.
Diario HOY, 4 de junio de 1985
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