A veces he llegado a pensar que es comodidad de la oposición el no
poner suficiente énfasis en las cosas que lleva tanto a los plenos municipales
como provinciales, aunque tengo que reconocer que cuando el grupo gobernante es
abrumadoramente mayoritario, de nada sirve el repetir las cosas una y otra vez
para que, en las votaciones, se vayan todas —como suele decirse— al “cesto de los papeles” o a la “memoria testimonial” que es tanto como
decir que no sirven para nada. Debe ser desesperante, aunque en cuanto a Cáceres
capital se refiere la oposición tiene más faena en el Ayuntamiento que en la
Diputación Provincial. En el Ayuntamiento, la unión de todos los grupos de
oposición equilibra el peso del grupo gobernante y aún puede rebasarlo, pero en
la Diputación la cosa está juzgada y sentenciada pues la mayoría socialista es
abrumadora y aunque se unan los grupos de oposición no llegarán nunca a tener
número suficiente de votos como para discutir el más mínimo asunto al grupo
mayoritario, que hará lo que le venga en gana y dejará pasar solo los asuntos
de la oposición que les interese que pasen. Por decirlo de modo coloquial,
cuando se dan estas proporciones, el grupo mayoritario se convierte en “perdonavidas” de los minoritarios y
prácticamente les hace “pis” en el
cuello cada vez que dice: “a votación”,
sea el asunto que sea.
Esto ha dado lugar a esos “parlamentos
de papel” que se han sacado de la manga los aliancistas y esas ruedas de
prensa tras los plenos provinciales como la celebrada el viernes que no
conducen a nada en el terreno operativo, pues sólo pretenden que el público se
entere de cosas que, cuando se gobierna en solitario como es el caso de los
diputados socialistas, puede producir desviacionismos hacia un lado. Por ello,
por lo que tiene de información al
ciudadano, creo que es justo ese pataleo, aunque no pase de eso, pataleo.
Diario HOY, 20 de octubre de 1985
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