Nuestros símbolos

Pienso yo que los ciudadanos de muchas regiones están con sus autonomías como chavales con zapatos nuevos, cosa que me parece lógica y hasta oportuna porque democráticamente hemos enterrado las antiguas formas de gobierno y ahora estamos en el Gobierno de las autonomías, por lo que cada ciudadano tenemos la obligación de encariñarnos con la nuestra propia, estimarla y comprenderla y ser nosotros los primeros que le prestemos atención y respeto si queremos que el resto de los ciudadanos de otras se lo presten.

Decir esto no es decir nada nuevo, pero sí lo es el decir que lo primero que tenemos que hacer es conocer y encariñarnos con los símbolos que nos representan, como pueden ser: el himno, el escudo y la bandera. De entre todos ellos, el único más conocido, y no del todo, es la bandera, quizás porque lleve más tiempo figurando entre nosotros, porque tanto el himno como el escudo para muchos de nosotros son casi totalmente desconocidos, aunque es encomiable el esfuerzo que ha hecho nuestra Junta para divulgarlos, pero hay que insistir más en ellos sobre todo desde la escuela, que es desde donde mejor se imponen estas cosas.

Otro camino que nos queda por recorrer es el nombre de nuestra bandera, nombre que debe ser de una sola palabra como lo son las de otras regionalidades: ikurriña, señera, etc. No vale decir bandera extremeña; nos tenemos que decidir por una sola palabra que podrías ser “la extremeña” o “la castúa”, nombre este último que es más rotundo. Pero entre todo lo relacionado con la bandera hemos de hacer una precisión, que en muchos sitios, aun oficiales, no se tiene en cuenta, el primer color de la nuestra es el verde, el segundo el blanco y el tercero el negro, porque si se ponen al revés, como algunos hacen, la bandera extremeña se convierte en la del Polisario, o de algún otro país árabe, pero no es la nuestra.

Diario HOY, 16 de octubre de 1985