Tras de la denuncia que algunos artistas extremeños hacen de que la
Consejería de Cultura de nuestra propia Junta prefiere contratar artistas de
fuera para sus festivales, hemos recogido en otras autonomías las mismas quejas
por parte de los artistas “naturales”
de ellas, que nos llegaron a decir que todos los programas suelen venir hechos
y ultimados “desde Madrid”, dejando sólo unos pocos huecos para artistas de la
tierra que, antes de ser incluidos en estos lotes, tienen que recibir el visto
bueno de partido en el poder. Yo no sé si la cosa llegará a tanto, pero de
todos modos es muy sospechoso el que en los festivales veraniegos de las distintas
autonomía españolas —quizás excluyendo a las
más señaladas, o las que no gozan de mayoría socialista— los programas
suelen ser los mismos y los actuantes también, salvo en rarísimas excepciones,
coincidencia que de por sí es sospechosa. Los mismos grupos y artistas que
vienen actuando en Cáceres se los ve actuar también, no solo dentro de nuestra
región, sino dentro de la región andaluza —pongo por caso— o de regiones más o
menos próximas, por lo que es posible que exista un “centralismo” de contratación, quizás para abaratar más el producto,
como solía hacerse con los antiguos ministerios de Información y Turismo de la
época franquista —tan denostada— cuando se montaban los “Festivales de España”.
Yo no digo que eso sea bueno o sea malo, pero lo que no casa es con la
autonomía tan predicada que, a causa de que las órdenes vienen del mismo
partido y de su disciplina (que es única y nacional) sigue siendo un
centralismo de Madrid, digamos lo que digamos.
No quiero extenderme en otros centralismos —no artísticos— que han
perjudicado a Extremadura, por la misma cusa, el ferrocarril, etc., porque
rebasaría un simple comentario, que es lo que intento hacer.
Diario HOY, 18 de julio de 1985
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