jueves, 21 de diciembre de 2017

El caso de Mafricasa


Yo creo que en muchos aspectos vamos para atrás, como los cangrejos. En lo provincial y en lo local se nos está deteriorando el nivel de vida y de servicios. No habrá que recordar que antes teníamos trenes que ahora no tenemos y que otras cotas alcanzadas hace unas décadas las vamos perdiendo, casi sin pena ni gloria y hasta con indolencia, como resignándonos a volver al tercer mundo del que salimos en los años sesenta.
Pero hay cotas mucho más próximas, que se alcanzaron, y que estamos a punto de perder si la capacidad de las gentes que nos gobiernan no encuentran una solución inmediata. Una de estas cosas, que puede traer más cola de la que parece, es el matadero frigorífico de MAFRICASA, único que tenemos en la capital, porque el municipal (que existió de toda la vida) se cerró hace años.
No vamos a entrar en todo el historial de ese matadero frigorífico que tardó años y años en ponerse en marcha por quiebras e irregularidades de las entidades —más o menos oficiales— que lo montaron. El hecho es que para ponerlo a funcionar se ofreció a los propios ganaderos, pero éstos —como siempre— no quisieron problemas y al no reunirse número suficiente para explotarlo, lo adquirieron unos industriales de Guijuelo (Salamanca), que son los que en la actualidad lo tienen (aunque haya alguna otra participación, cosa que no sé) y los que han decidido cerrarlo porque no les es rentable. El plazo para el cierre se decía que concluía ayer, aunque una comisión de trabajadores del mismo parece que tenían la idea de seguir ellos en plan cooperativo, si recibían alguna ayuda.
Diario HOY, 19 de julio de 1985

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