Yo creo que en muchos aspectos vamos para atrás, como los cangrejos.
En lo provincial y en lo local se nos está deteriorando el nivel de vida y de
servicios. No habrá que recordar que antes teníamos trenes que ahora no tenemos
y que otras cotas alcanzadas hace unas décadas las vamos perdiendo, casi sin
pena ni gloria y hasta con indolencia, como resignándonos a volver al tercer
mundo del que salimos en los años sesenta.
Pero hay cotas mucho más próximas, que se alcanzaron, y que estamos a
punto de perder si la capacidad de las gentes que nos gobiernan no encuentran
una solución inmediata. Una de estas cosas, que puede traer más cola de la que
parece, es el matadero frigorífico de MAFRICASA, único que tenemos en la
capital, porque el municipal (que existió de toda la vida) se cerró hace años.
No vamos a entrar en todo el historial de ese matadero frigorífico que
tardó años y años en ponerse en marcha por quiebras e irregularidades de las
entidades —más o menos oficiales— que lo montaron. El hecho es que para ponerlo
a funcionar se ofreció a los propios ganaderos, pero éstos —como siempre— no
quisieron problemas y al no reunirse número suficiente para explotarlo, lo
adquirieron unos industriales de Guijuelo (Salamanca), que son los que en la
actualidad lo tienen (aunque haya alguna otra participación, cosa que no sé) y
los que han decidido cerrarlo porque no les es rentable. El plazo para el
cierre se decía que concluía ayer, aunque una comisión de trabajadores del
mismo parece que tenían la idea de seguir ellos en plan cooperativo, si
recibían alguna ayuda.
Diario HOY, 19 de julio de 1985
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