Yo no sé en qué va a terminar esto de la caza y los cazadores, a
cuenta de la Ley de vedas que el director general de estos asuntos para la
región, Jesús Garzón, acaba de publicar. Por lo que vengo oyendo en este
mundillo de la caza, el asunto no ha complacido a nadie, o a muy pocos, y las
protestas están a la orden del día. Índice de lo que pudiéramos decir es la
carta publicada por nuestro periódico, en su sección de “Cartas a HOY”, del pasado viernes, día 14, que firma un tal
Francisco Bazaga Zamorano y que bajo el titular “La caza y cosas mal hechas”, al decir de la mayoría de los cazadores que la han leído pone los
puntos sobre las íes de todo este asunto, “porque
aquí lo que parece es que se nos está
marginando a los cazadores modestos para dejar la caza sólo a los ricos y a los
que ostentan cargos”.
Estas y otras lindezas por el estilo se oyen en las tertulias de
cazadores porque, la ley del señor Garzón, ha tenido la habilidad de revolucionar
a todos los cazadores de “pocos posibles”
que, hasta lo de ahora, mal que mal y con mucho sacrificio podían salir al
campo a satisfacer la afición, pero que ahora ven que eso va a ser imposible
dentro de la Ley, si es que uno trata de cumplirla en todos los complicados extremos
que, según ellos, se viene inventando don Jesús Garzón.
Miguel Trenado, presidente de una federación de cazadores, no me
dejará mentir y ha sido él mismo el que me ha dicho que varias sociedades de
nuestros pueblos le están pidiendo una reunión urgente para ver qué se puede
hacer, porque “la mayoría de esta gente
está dispuesta a tirar por la calle del medio”, Yo no sé qué resortes
vendrá tocando mi buen amigo Jesús Garzón, lo que sí sé es que en ésta y en alguna
ocasión más ha tenido el acierto de “cabrear”
a una gran mayoría de los compañeros de escopeta y perro, a los que él dice
representar.
Diario HOY, 18 de agosto de 1987
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