Del 18 de abril al 3 de mayo se anuncia ya, en el Paseo de Cánovas, la
“VII Feria del libro de ocasión, antiguo
y moderno”. La hacen por su cuenta una serie de libreros ambulantes,
catalanes y valencianos, que comenzaron a venir por aquí hace siete años,
traídos por el Ayuntamiento, a los que no les ha debido ir tan mal, cuando
ellos, por propia iniciativa y sin otra ayuda que no cobrarle los impuestos municipales,
siguen viniendo a Cáceres un año y otro, y son ellos mismos los que se hacen la
cartelería y la propaganda de su “feria”
cacereña del libro. Es curioso que esos vendedores de libros foráneos prefieren
pasar los días de la llamada “Fiesta del
Libro” en Cáceres, ciudad que tiene tan poca tradición de leer, que en
otros sitios donde, según la teoría, debe haber más afición a los libros. Yo
tengo para mí el que a los libros hay poca afición en toda España, y eso de las
famas de poco leer se lo encajan a cualquiera, sea o no cierto. De no ser
verdad lo que digo, no se le hubiera ocurrido a un Ministerio español, de no
hace tanto, el tristísimo “slogan”
ese —que ustedes recordarán— de: “un
libro al año no hace daño”. Un “slogan”
de ese tipo retrata a un pueblo al que, según un Ministerio de Cultura, hay que
convencer de que no les va a pasar nada malo si leen un libro una vez al año.
Yo no sé si esta mala fama sobre los libros la creó el Quijote, cuya
locura se achacaba a el haber leído libros de caballería, o la propia Iglesia
de no hace tanto, que obligaba a pedir permiso para poder leer la Biblia y
tenía un índice de libros prohibidos pero lo cierto es que el libro no ha
tenido mucho predicamento entre nosotros los españoles. Por ello me agrada el
que libreros que vienen de fuera nos elijan como compradores de libros, porque
ellos tienen experiencia de quién compra o no compra estos productos y al
parecer, en Cáceres, se compran más libros de los que nuestros propios libreros
confiesan.
Lo triste es que esta “feria”
haya tenido que venir a hacérnosla los de fuera.
Diario HOY, 16 de abril de 1987
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