Sin duda, los seguidores de esta seccioncilla que hayan leído la
última de las “ventanas”, se habrán
preguntado qué tiene que ver el titular: “La
culpa la tiene el puente”, con el contenido de ella, referido al socavón de
San Blas y el retraso de su arreglo, por echarse las culpas de su hundimiento
unos organismos a otros. El haber quitado al artículo unas líneas, las últimas,
para poder ajustar el espacio, dio motivos al galimatías, que ahora trato de
explicar. Decía que el socavón se ha producido porque bajo él existe un puente
soterrado cuyas claves se han roto, por lo que no hay que echar culpas a nadie,
sino al puente. Explicado esto, vamos a otro tema.
Una curiosidad que desconocen los actuales cacereños es que, aunque
ahora no se festeja en Cáceres el día de San Juan, en la antigüedad fue uno de
los días más festejados, tanto como el propio San Jorge, patrono de Cáceres. En
esa fecha era uno de los pocos días en los que se hacía pública ostentación del
Pendón de la villa, el Pendón de San Jorge. En tal día, vestidos de gala, el
corregidor, regidores, ediles, magnates e hidalgos iban en concejo a recoger el
citado estandarte de la casa del Alférez Mayor, concejal que lo tenía en
custodia y, procesionalmente, lo lucían por las calles para terminar poniéndolo
en el balcón principal del Ayuntamiento. Al anochecer, se volvía, del mismo
modo solemne, a la casa del Regidor que lo guardaba. El municipio libraba
12.000 maravedíes, para que el concejal encargado de su custodia ofreciese un
almuerzo a quien acudiera a honrar la venerable insignia, uniéndose al público
regocijo.
Felipe II otorgó el alferazgo mayor de la villa a Pedro Rol de la
Cerda, el 18 de octubre de 1566, a perpetuidad para él y sus descendientes, los
marqueses de Camarena la Vieja. Se siguió librando la misma cantidad que cobraron
cada año los referidos marqueses.
Diario HOY, 25 de junio de 1987
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