Cuando la Administración central ha querido negarnos alguna mejora a
Extremadura, ha tenido la rara habilidad de enzarzarnos a las dos provincias en
la posesión de ella para, basándose en esas disquisiciones, decirnos cargados de
razones: “¿No veis?, no podemos haceros
la mejora (la que fuera), porque no queremos contribuir a una “guerra” regional
entre las dos provincias.” Con lo que la mejora que fuera se le adjudicaba
a otra región, que es de lo que se trataba y a nosotros se nos quedaba “burlados” con el engaño, pero contentos
en el fondo, porque íntimamente nos decíamos: “Tienen razón, la culpa es nuestra porque siempre estamos a la greña
entre Badajoz y Cáceres.”
Comienzo yo a sospechar que lo que quieren hacernos ahora a cuenta el
ferrocarril es algo parecido, aunque para mí, personalmente, el “engaño” no va a funcionar. Digo esto,
porque si no no se explica que un consejero de Transportes de la Junta y un tal
señor Corsini, de la RENFE, digan algo así como que: “La línea férrea internacional Madrid-Lisboa pasará por Extremadura,
concretamente por Badajoz”, porque la línea internacional Madrid-Lisboa pasa
por Extremadura, concretamente por Cáceres, desde que en 1881 vinieran a
inaugurarla los dos reyes peninsulares que había entonces: Luis I de Portugal y
Alfonso XII de España. Esa mejora, que fue la inauguración del ferrocarril
internacional Madrid-Lisboa, lleva pasando por Extremadura concretamente por
Cáceres, nada menos que un siglo y seis años y continúa pasando todos los días
en un sentido y en otro con un tren que todos conocen como el “Lusitania
Expreso”.
Si lo que se quiere decir, por parte de RENFE y del consejero, es que
ese ferrocarril va a pasar ahora por Badajoz, dígase más sencillamente que lo
quitarán de Cáceres para ponerlo por Badajoz, lo que no supone mejora alguna,
sobre todo para Cáceres, que es la Extremadura alta.
Diario HOY, 1 de mayo de 1987
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