Ayer nos referíamos a que el alcalde pedirá a Manuel Veiga, presidente
de la Diputación, ayuda económica para poder poner en marcha de nuevo el reloj
de las cuatro esferas de la torre de Peñarredonda, con lo que si Veiga da los cuartos,
el reloj dará las horas. Pero sobre este punto, José María Saponi, concejal
portavoz de la oposición y posible cabecera de lista de los próximos comicios
por su partido, no sabemos si por comenzar a hacer méritos públicos, nos decía
que lo de poner en marcha el mencionado reloj se lo habían pedido a él los
vecinos de ese barrio, y él se lo había dicho al alcalde. En definitiva, el de
la decisión tiene que ser el alcalde, y nos parece muy bien que tanto al
alcalde como al portavoz de la oposición les preocupe poner el reloj en marcha
porque, dicho sea de paso, hay muchos relojes parados en estos lares.
Dicho esto, pasemos a otro asunto que suscitamos más como información
para todo que como protesta Se trata de los usos y abusos de las ruedas de
prensa que convoca cualquiera que tiene muy poco o nada que decir, con lo que a
los profesionales de la información nos traen corriendo de un lado para otro
para comunicarnos, en muchos casos, cuatro vaciedades.
Puede argumentarse que los tontos somos nosotros por aceptar todas las
que nos echan, pero lo cierto y verdad es que las “ruedas de prensa” suelen ser un “melón cerrado” que no sabe uno qué tiene dentro hasta que el melón
se abre, sin que ello quite para que la mayoría de las veces el melón se
convierta en pepino. Pero el abuso sufrido estos últimos tiempos es digno de
tenerse en cuenta. Un colectivo, no diremos de momento cuál, nos viene llamando
desde la semana pasada por teléfono para convocarnos en un determinado
establecimiento a una rueda de prensa que nunca se realiza, porque suele
faltar, por unas cosas u otras, el convocante. Uno no acierta a entender estas
informalidades cuando en estas “ruedas”
el que debe mostrar mayor interés es el convocante. Aquí, como en el cuento del
lobo, puede ocurrir que ese colectivo, cuando en realidad tenga algo que decir,
se encuentre con que no tiene informador que le escuche.
Diario HOY, 14 de marzo de 1987
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