sábado, 24 de febrero de 2018

El expolio de los telares extremeños


Por completar el ciclo, sobre el expolio industrial a Extremadura, aunque sólo fuera a una incipiente industria, vamos a hablar hoy de las fábricas de paño que también acabaron cerrándose a favor de las de la zona catalana, aunque en este caso la operación que montaron los catalanes de acoso y derribo a otras industrias de este tipo y de fuera de su región se refería más a lugares que les hacían más competencia, como pudiera ser, en lo próximo a Extremadura, las industrias de Béjar.
Tras de haber leído un poco sobre el tema, en esto como en los peces, los grandes se fueron comiendo a los chicos y Béjar, que se comió algunas de las industrias que pudieran aflorar en nuestros pueblos extremeños, sufrió a su vez el expolio de las catalanes que, poco a poco y, posiblemente, sin lograrlo del todo, se la han ido merendando
La prueba de lo que decimos, en cuanto a la competencia, semi-regional entre Béjar y Cáceres, figura hasta en nuestro folklore, en una de las jotas cacereñas que dice:
“En mi pueblo al crujir los telares,
suenan más y mejor los cantares,
que aunque en Béjar le ponen más brillo,
para paños, en Torrejoncillo”.
En 1808 en Torrejoncillo había fábricas de paño pardo en cuya operación se empleaba todo el vecindario, antes del establecimiento de máquinas en Béjar, Hervás, Coria y Cañaveral, que fueron los que terminaron con esta industria para terminar, también ellos: Hervás, Coria y Cañaveral (donde había fábrica de hilar seda), “comidos” por Béjar o por Cataluña.
Como puede verse, fue una afloración que, en este caso, no logró la mayoría de edad.
Diario HOY, 9 de agosto de 1987

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