Yo no sé si Juancho Viola va a conseguirlo, aunque al menos ha dicho
que va a intentarlo. Me refiero a este Congreso Internacional de la Caza, que
hoy se pone en marcha en Cáceres y donde se quiere, según el principal
organizador, que convivan, los cazadores de élite, los monteros de coche, zajón
y secretario, con el humilde huronero, el cazador de “culo en canto”, el galguero, el perdigonero y el furtivo. Algo así
como sentar en la misma mesa, o en el mismo cancho (porque de campo se habla),
a tomar el “taco”, a Tartarín de
Tarascón y Juan Lobón.
Digo que no lo creo del todo, porque estas reuniones son más para
gentes de teoría y caudales, con fincas, cotos y puestos caros y seguros, que
para el “escopeta negra”, verdadero
profesional de la caza, que es el único que entiende de ella.
Ojalá que Juancho Viola, que está entre uno y otro, sepa lograrlo y
haga convivir al grande con el chico, en el denominador común que para todo
aficionado es la caza pero temo que así
no suceda porque la caza se ha convertido en negocio y bajo ese punto de vista,
ya hay sociedades anónimas y organizaciones que han despersonalizado el deporte
cinegético y venatorio. No obstante pienso que, al menos en espíritu allí
estarán el “Juan Lobón” (quijote
de todos los furtivos), don Antonio
Covarsí (papa cinegético de todos los tiempos), Antonio “Costillares” y hasta el “Tío
Toro”, padre de una estirpe de buenos cazadores, educador de perros y
matador de conejos temido por todos los conejos de Cáceres, a los que él, en
vida, solía cantar desde su borriquillo cuando iba al cazadero:
“Salid, conejos, salid,
salid de los abujeros,
que ya se ha muerto el Tío Toro,
el que apichaba los perros.”
No sé yo si los Costillares y “Tíos Toros” que aún quedan se acercarán
a San Francisco, aunque estoy seguro que, en espíritu, allí estarán, al menos
en la memoria de los que los conocimos y admiramos.
Diario HOY, 15 de mayo de 1987
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