domingo, 18 de febrero de 2018

El "celo" de los políticos


Una cosa es que los políticos llegando estos tiempos de las campañas electorales, que son como una especie de celo o berrea (dicho sea sin ánimo de ofender y solamente porque se está celebrando un congreso de caza), se pongan de dulce, como suele decirse, besando a los niños, cediendo la acera a las ancianas, ayudando a pasar los semáforos a los ciegos e interesándose por la vida nuestra y de nuestras familias (que el resto del año les importan un pimiento) y otra muy distinta es que se pongan pesados y se empeñen en convocarnos diariamente a los profesionales de la información, una y otra vez, para contarnos lo bien que lo han hecho en los cargos que han desempeñado hasta el momento y lo bien que lo van a seguir haciendo de aquí en adelante. Y no es que te lo cuenten, conjuntamente, los miembros de una misma agrupación o partido, sino que para que cunda más, citan ruedas de prensa uno por uno, y cada cual te cuenta su gestión, como si el pueblo y los administrados no la supieran de sobra y la hubieran valorado ya, antes de que el interesado la cuente.
Yo pienso que en esto de la política y la ocupación de cargos, que para muchos son una especie de paraíso, no sucede como la religión que, por mucho que se haya pecado a lo largo de una vida,  si hay un arrepentimiento a última hora uno alcanza el cielo (que en este caso sería el sillón).
Diario HOY, 16 de mayo de 1987

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