(Incluida en el libro “Ventanas a la Ciudad”)
El asunto comenzó hace 46 años y volverá a estar donde comenzó. Nos
referimos a los concursos hípicos de las ferias que, de una forma tímida y casi
patrocinados por el militar e insigne jinete que fue el después coronel Botana,
se iniciaron en el improvisado campo del Espíritu Santo, un campo de fútbol al
que entonces se llamaba coloquialmente el campo del “Espiri”. Aquel primer campo hípico era un campo para andar por
casa, en el que tras de unas vallas de madera, más bien para sujetar el que la
gente no entrara en la pista por donde tenían que saltar los caballos, comenzó
a hacerse —como suele decirse— con un poco de artesanía: se improvisaron los
obstáculos, que realizó la carpintería municipal dirigida por el propio Botana,
se montaron las casetas de apuestas y hubo que explicar a la gente cómo se
hacían éstas, y hasta animar a realizarlas, porque aquí se desconocía todo. Yo
no sé qué atractivo podría tener el ver saltar a los caballos, pero lo cierto y
verdad es que, en esos primeros tiempos, eran más las personas que iban allí a
verlos evolucionar y saltar los obstáculos que a apostar por ellos. El asunto
se hizo popular entre el propio pueblo que llenaba las gradas.
Pasaba, que el campo no reunía muchas comodidades para caballos y
jinetes y, por esa razón, se aceptó el ofrecimiento que se hizo de la llamada
Huerta del Conde, propiedad entonces del marqués de Castronuevo, para realizar
dentro de ella los concursos hípicos de la feria, aprovechando que allí había
otras diversas instalaciones, más cómodas, de bar y gradas, puesto que
funcionaba un campo de tiro de pichón dentro del recinto. Después se realizó el
campo hípico de la Ciudad Deportiva, con más comodidades aún y allí se llevaron
los concursos que ya habían arraigado en el pueblo y que se llenaban hasta
arriba. El haber desaparecido este campo hace volver los concursos a donde
comenzaron: el campo del Espíritu Santo, donde debió el Ayuntamiento hacer su
campo hípico, desde el primer momento, para no vivir de prestado durante todos
esos años. Veremos si ahora es capaz de realizarlo.
Diario HOY, 21 de marzo de 1987
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