Los pies fríos y la cabeza caliente hemos sacado, en líneas generales,
de esta campaña electoral los ciudadanos de a pie que nos hemos “tragado” todas las cosas que los
aspirantes de cada partido nos han dicho reiteradas veces a través de ruidosos
altavoces: papeles y carteles por todos sitios, en la prensa, en la radio y en
la televisión (cuando les han dejado). Ustedes cambian las caras, o las listas,
y aplican lo dicho o escrito por todos a otras formaciones que no son las
suyas, y vale perfectamente porque, en líneas generales, todos dicen cosas
parecidas o similares: “que si vienen
nuevos tiempos”, “que si las cosas
hay que hacerlas bien”, “que tienes
que llevar imaginación a tu ayuntamiento”, “que su partido avanza”, etc. Ni uno solo de los aspirantes ha
concretado lo que piensan hacer, aparte de cobrar el sueldo, una vez que estén
cerca del mango de la sartén y esto es muy sospechoso.
A mí, un entendido, me indicó cómo se hacen las campañas electorales
por parte de los partidos de implantación nacional encargándoselas a unos
profesionales de la publicidad y el “marketing”
que, más o menos, le dicen: “¿Cuántos
aspirantes quiere colocar?”. “Tantos”,
le contesta el partido y el técnico en campañas le dice: “Eso cuesta tantos millones. Ahora, si quiere un resultado más
ramploncillo, tenemos aquí unas campañitas para partidos menos pudientes, que
quedan muy bien, pero, claro, no es una campaña de lujo”.
En fin, que como lo cuenta mi amigo el entendido, las campañas no las
hacen ni los partidos ni las ideologías, sino los técnicos en estas cosas, con
lo que la uniformidad de lo que dicen todos, sirve para unos y para otros y las
diferencias la da el dinero empleado en ellas. No sé si las cosas son así o no,
pero si lo son, a mí me producen una gran desilusión y tristeza, porque la campaña
la ganará “don dinero”.
Diario HOY, 9 de junio de 1987
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.