Hay algo que en estos pasados Festivales Medievales se ha puesto de
manifiesto cual es que el público cacereño participe en todo lo que se organice
nada más que su bolsillo le de para ello. Particularmente pienso que uno de los
éxitos de todo lo organizado reside sin duda en que todos los espectáculos eran
asequibles al gran público por lo baratas que se han puesto las entradas, no
decimos por lo barato que se han montado porque han sido muy caros de montar,
pero se han hecho para que participen los más posibles y, salvando pequeños
inconvenientes, los más posibles han hecho colas para adquirir entradas para
entrar a los diversos espectáculos y aun para comprarlas en la reventa si no
había de otras.
Todo esto sale al paso de la tan traída y llevada apatía del público cacereño
en particular y del extremeño en general. Los que tal cosa dicen, se olvidan de
que nuestras gentes, nosotros todos, somos los españoles con menos poder
adquisitivo, porque somos los que estamos en la cola de la “renta per cápita” (que también en esto
hay colas y en ellas nadie nos da la vez, sino que nos siguen dejando los
últimos) por lo que, aunque disimulemos diciendo que algo no nos gusta, nos
suele pasar como a la zorra de la fábula, que como las uvas estaban altas para
alcanzarlas, decía que no le gustaban porque estaban verdes. Aquí nos gusta
todo y lo sabemos saborear como el que más, pero como el bolsillo no nos da
para estar en muchas de las cosas que se nos organizan: partidos de fútbol con
entrada a mil pesetas o corridas con tendidos a 3.000 (como las de Miranda),
tenemos que decir que no nos gustan, porque están verdes, como las uvas. Lo que
sí decimos, apartando pequeños fallos de organización, es que estamos
agradecidos a los que organizaron estos “tinglados”,
principalmente porque los han hecho asequibles a los bolsillos de los
cacereños… que no es poco.
Diario HOY, 12 de mayo de 1987
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