Hemos presenciado en el Colegio de Educación Especial Polivalente “San Pedro de Alcántara”, que un día
fundara la Diputación Provincial, con enorme interés, la fiesta final de curso
con intervención de los 170 niños y niñas disminuidos físicos y psíquicos que
allí reciben educación, y nos ha emocionado y convencido la labor de estos
maestros y educadores porque, posiblemente, este colegio ha logrado unas cotas
de resultados con estos alumnos que le colocan entre los primeros de su especie
en toda España.
Trabajo, paciencia y tesón.
Lo que allí se hace, más o menos, está concertado y autorizado por el
Ministerio de Educación, porque de ambas instituciones depende el colegio y su
personal. Si difícil es educar a un niño de los que llamamos normales,
imagínense la labor de estos profesores y maestros para lograr esos mismos
resultados en niños con coeficientes de inteligencia por bajo de los normales.
Trabajo, paciencia y método se necesitan para esos logros que plenamente han conseguido
estos profesionales de la educación con los alumnos, a los que, como nos dijo
su directora, sólo se logra reeducarlos para incorporarlos a la sociedad, que
no es poco.
Hay algo extraño en estos niños y es su disposición para algunos
trabajos manuales, tan perfectos, que se diría son obra de verdaderos maestros.
Así podríamos decir de la cerámica que contemplamos, la cestería, la
carpintería y la zapatería. En todo esto sólo hay una postura rara o
inexplicable, que es la de la Diputación, que lleva tres años sin convocar
nuevas plazas de alumnos.
La postura extraña a los propios educadores que piensan que, aun con
toda la labor positiva que allí se viene haciendo, la Diputación quiere
desentenderse de ellos y el centro está a extinguir.
Diario HOY, 18 de junio de 1987
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