Yo no quisiera herir a nadie con este comentario, que es una forma mía
particular de ver estos temas. Pero me parece que los partidos políticos en general
y los de centro-derecha en particular tienen demasiado “navajeo” entre ellos, cosa que trasciende al electorado, creando un
triste espectáculo de lucha por los sillones que no les beneficia y que, sin
duda, deteriora la imagen tan traída y llevada de que los “políticos se sacrifican por el bien común”, imagen que, aunque no
sea cierta, al pueblo le gusta creer que lo es y el aspirante a un puesto
público debería “vestir más el muñeco”, aunque sea sólo por guardar las formas y
no desilusionar a sus presuntos electores que, en definitiva y aunque sólo sea
por una vez sola cada cuatro años, son los que tienen que decir la última
palabra.
Viene esto a cuento de lo que le está ocurriendo al CDS local con sus
listas. Yo no soy quién para decir quién debe figurar en ellas, pero sí tengo
mi opinión sobre lo que trasciende a la calle de lo que viene sucediendo dentro
y me parece que un hombre como Villamor, que aguantó las “horas bajas” del partido, cuando Suárez se quedó con cuatro
militantes en los cuatros años que el partido del duque “no estaba en moda”, merecía mejor trato del que le dan “sus superiores” de Madrid, quitándole de
las listas. Creo que merecía mejor premio, si es que la militancia en la idea
es lo que se valora y no el amiguismo con los que, en Madrid, mandan.
A mí ese tipo de política no me parece serio, como no me lo pareció,
en ya históricas elecciones, el que la AP local quitara de sus listas, a última
hora, al que fuera alcalde cacereño por UCD, Manuel Domínguez Lucero. Eso será,
posiblemente, lo que llaman el juego político, pero a mí me parece un vulgar “navajeo” por los sillones, que
desilusiona al horado hombre de la calle que, en definitiva, es el que vota.
Diario HOY, 9 de abril de 1987
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