En uno de los asuntos taurinos que, quiérase o no, es la fiesta
nacional y arraigada en nuestro pueblo como ninguna otra, comienza a haber los
detractores por moda. Esos que van contra lo taurino, no por otra cosa sino
porque a “los de fuera” no les gustan
los toros, entre otras cosas porque no los entienden, como a nosotros no nos
gusta la caza del zorro a caballo, porque no la entendemos, sin que esto nos
deba dar pie a meternos con una costumbre arraigada en el pueblo inglés que él
sabrá cuándo y por qué la practica.
Sirva esto de comentario de entrada para las personas o entidades que,
como la Unión de Criadores de Toros de Lidia, están empeñadas en que la fiesta
siga y Cáceres tanga sus toros, a pesar
de las disquisiciones de Miranda con el Ayuntamiento o quien sea. Pero en todo
esto de Cáceres hay algo anómalo que se da en muy pocas plazas de toros, de España
aunque sí en la nuestra, cual es que la plaza está en manos de una sociedad
particular (aunque formen parte minoritaria de ella Ayuntamiento y Diputación) con lo que “el producto” se encarece aún más (ya que los toros son caros) al
tener que pasar por más manos que las plazas directamente negociadas por algún
organismo provincial o local. En más de una ocasión el presidente de la Sociedad Plaza de Toros ha dicho que
ellos están dispuestos a vender sus acciones sobre la plaza y que todo depende
de una oferta razonable. La última vez que oímos decir esto a Luis Acha, fue en
la reunión mantenida con el Club Taurino, la Unión de Criadores de Toros y la
prensa, por lo que puede pensarse que no hay ofertas para la compra de la plaza. Bien, vamos a desvelar un
pequeño secreto a voces sobre todo esto. Hace muy poco, la Diputación trató de
adquirir las acciones (las pocas pero mayoritarias) que estos “comuneros” tienen, ofreciendo por ellas
algo así (según creemos) como unos 30 millones de pesetas con lo que las veinte
acciones —más o menos— salían a algo más del millón e pesetas; pero no se hizo
nada porque la propiedad pide 80 millones
de pesetas.
Creemos que esto debe saberse, aún respetando el derecho de la
propiedad a pedir lo que quiera.
Diario HOY, 28 de junio de 1987
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