El que se dedica a estas cosas del periodismo suele preguntar en su
redacción por las mañanas: “¿Qué tenemos
para hoy?”, y la respuesta de estos días suele ser: “un par de manifestaciones por diversos motivos y un montón de ruedas de
prensa a elegir”.
El motivo de los convocantes de una cosa y otra, motivos que entran
dentro del más estricto juego democrático, no es otro que dar a conocer una
situación de los colectivos que representan que ellos consideran injustas y en
las que se supone han agotado todos “los
pasos” normales que en una democracia pueden darse para la modificación de
esas situaciones consideradas anómala, buscando únicamente el salir en la
prensa (y todos los medios informativos) convirtiendo su protesta en noticia,
porque se supone que de otra forma no harán caso a su gestión. Hay que
encerrarse, cortas las carreteras, convocar huelga de hambre, en fin hacer algo
llamativo para convertir la protesta en noticia y que los poderes públicos los
escuchen. A veces se aduce que como existe un gobierno hegemónico, no hay forma
de protestar por otros cauces porque su hegemonía barre cualquier gestión que
pudiera suscitar la oposición de turno. Cierto que en estos casos es más lógico
acudir a esa forma de protesta de la manifestación, la rueda de prensa, el
corte de carreteras, la huelga de hambre, etc… dentro de los mecanismos que
concede la democracia, pero a mí me queda siempre la duda de si se han empleado
los otros “pasos” menos llamativos,
sobre todo cuando ves en la protesta a miembros sindicales que al par son
autoridades constituidas que dan la sensación de negar por un lado y pedir por
el otro, cosa que de ser cierta, no parece del todo seria.
Lo malo es que los verdaderos “portavoces”
somos los medios informativos y muchas veces tenemos la duda de si lo que “portamos” es artículo de recibo.
Diario HOY, 22 de enero de 1987
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