
Comenzó a ponerse en las botellas del espumoso, no fabricado en la
Champaña, vino de estilo champán, pero ni esto quiso conceder el gobierno
francés de turno, con lo que cada cual sacó alguna denominación que recordara
aquello, como era el etiquetar indicando “nuestro
vino está elaborado por el procedimiento francés del champaña”. En fin,
como esto no era muy vistoso, en nuestra nación comenzó a divulgarse el nombre
de “vino de cava”, para el champán,
significando que estaba hecho, como aquél, en cuevas, porque eso significa
cava.
Pero ahí intervienen nuestros amigos los catalanes que han logrado que
lo de “cava” sólo sea empleado en
exclusiva para sus vinos, sin ninguna razón, porque cava significa cueva y no
es, como Champaña, nombre de ninguna ciudad o región. Total, que nuestro
champán extremeño tendrá que buscarse otro nombre a cuenta de los listos que
son los catalanes, aunque el caso es discutible.
En definitiva, que al nuestro le llamaremos: “Un vino que hace ¡pun!”.
Diario HOY, 20 de enero de 1987
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