viernes, 13 de octubre de 2017

A modo de despedida


Tras las complicaciones de una operación quirúrgica de las que se consideran de rutina, ha muerto Félix Candela, el ingeniero jefe de los Servicios Técnicos Municipales y el que prácticamente los creó, allá por el año 1955, cuando ingresara en el Ayuntamiento como el primer ingeniero industrial que iba a dirigirlos.
Tras de su marcha quedan casi 30 años de servicios a Cáceres y a la técnica municipal cuando casi era una aventura el dedicarse a ella, el crearla, sin medios económicos casi para ello. No quisiera ser esto una necrológica, sino un recuerdo del quehacer incansable de este prudente cacereño que consumió su vida y sus conocimientos en ese servicio a la comunidad de la que era parte.
En esos difíciles años de lucha por tecnificar los servicios ciudadanos, casi con un solo obrero y ayudante para el todo, como era Antonio “El Sopa”, yo me imaginaba a Félix Candela como un Quijote de la técnica que con ese único “Sancho”, y poco más tenía que luchar contra una serie de “molinos” que el progreso tenía que poner a su paso y casi sin armas.
Fue él, el que en esa desigual lucha de entonces, hubo de convertir un tendido eléctrico con puntos de luz como naranjas mandarinas, en lo que hoy son nuestras iluminadas y modernas avenidas; el que hubo de recoger un anticuado servicio de aguas, en el que no había ni estación depuradora, para convertirlo en lo que es hoy, o el que hubo de trazar la primera estación de autobuses que hubo en Cáceres, luchando siempre con la agonía de la falta de medios.
Casi siempre se ha hablado de los políticos, pero muy pocas veces de los técnicos que, como en este caso, hubieron de inventar medios para llevar a cabo el sueño de los primeros o lo que demandaba la ciudad, en cuanto a progreso técnico, en cada momento
Esta labor callada y prudente es la que granjeó a Félix Candela todos esos amigos del todo Cáceres que hoy sienten su marcha porque trunca una vida ilusionada en servicio de los demás. Una vida que en muchos aspectos fue “quijotesca” y humilde, pero por ello con un indudable valor ejemplar para todos.
Muchos alcaldes y muchos ayuntamientos pasaron en esos treinta años, pero todos hubieron de recurrir a la técnica que supo crear, casi sólo con ilusión, Félix Candela. Sírvanos de ejemplo su vida.
Diario HOY, 26 de octubre de 1983

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