Pienso yo que en muchas cosas públicas hay que predicar con el
ejemplo, que es el mejor modo de que los demás lo sigan y no suceda lo que
contaban de aquel fraile, que traía el recado del prior a la comunidad
diciendo: “Que dice el prior que bajemos
al huerto y trabajéis y luego subamos y comamos todos”, porque comienzo a
sospecharme que en esto de las restricciones del agua nuestro Ayuntamiento está
haciendo un poco como el fraile del cuento, predicar a los demás el ahorro sin
incluirse él entre los ahorradores.
Mi sospecha surge porque muchas de estas mañanas he visto achicar el
agua de algunos registros telefónicos subterráneos que se habían inundado
durante la noche sin que haya llovido ni una gota en Cáceres, lo que me hace
suponer que la inundación se debe al mal estado en que se encuentran las
conducciones de la red de suministro, que debe ser la que las produce. Sin ir
más lejos, ayer mismo, con una motobomba se sacaba el agua de uno de estos
registros de la Plaza de San Francisco, y el caudal era tan grande que prácticamente
el agua corría como un río por varias de las calles que forman la plaza. No es
éste el único caso, sino que ahora es muy frecuente ver obreros de la
Telefónica achicando los mencionados registros que, quizás por aquello del “golpe de ariete”, quedan inundados, y es
de sospechar que el resto de la red esté en tan malas condiciones que estas
fugas se produzcan en muchos puntos de ella, aunque sea en estos registros
donde más llaman la atención, produciendo en el vecindario cierto escándalo,
por estos bandos en los que se nos amenaza con la multa al que no ahorra agua.
Es más, a uno le caen mal esas noticias oficiales por las que se dice
que es normal que en la red se pierda hasta un 30 por ciento del agua que pasa
por ellas, y en la que Cáceres se llega a perder hasta un 40 por ciento. ¿Es
que no pueden arreglarse esas fugas?, porque uno tiene la sospecha de que el
agua que ahorramos la dilapida el Ayuntamiento al no arreglar esa red anticuada
y, lo que es peor, que esta agua perdida la hemos venido pagando entre todos.
Yo no sé si será muy caro detectar esas fugas y arreglarlas, pero hay momentos
en que ese gasto está justificado, si es que el agua es tan escasa.
Diario HOY, 20 de octubre de 1983
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