Barbacastaña fue un bandido generoso que existió hace tiempo, pero que
en vez de seguir el patrón clásico de robar a los ricos para repartir entre los
pobres, lo hacía al revés: robaba a los pobres para socorrer a los ricos. Esto
puede parecer extraño, pero él lo explicaba con una filosofía propia en la que
decía: “El dinero es algo común que no
debe tener propiedad, por tanto yo lo doy a los que mejor saben invertirlo, que
son los ricos y los pobres, por solidaridad deben aceptar esto.”
La cosa puede parecer extraña y caprichosa, pero no lo es tanto, si
contemplamos esta nueva filosofía sobre el agua de nuestros ríos, que al ser de
todos, puede desaparecer de las regiones, donde Dios la puso, para pasar a
otras que las sepan aprovechar mejor y que sumen riquezas a las que ya tienen,
aunque sea a base de empobrecer y desertizar la región donante, en un enmendar
la plana a la propia Naturaleza. En España se ha teorizado mucho sobre los trasvases
de agua de los ríos, el Ebro a Cataluña, el Tiétar a Madrid, etc. Pero el único
trasvase llevado realmente a cabo ha sido el del Tajo al Segura, porque de los
demás, el solo anuncio de ello, levantó en protestas a la región donante y se
optó por dejar las cosas como estaban. ¿Por qué con la cuenca del Tajo no
ocurrió esto? A mi modo de ver, este fenómeno sería largo de explicar, pero
explicado a grandes rasgos, tiene unas circunstancias singulares en las que
merece parar mientes: Primero, fue una razón de Estado en tiempos de la
dictadura, donde la protesta era más difícil, y además, y como segundo punto,
se montó moviendo peones a muy largo plazo ya que como los gobernadores se elegían
a dedo, casi todos los gobernadores eran levantinos, con mentalidad a favor del
trasvase y con órdenes estrictas de acallar cualquier protesta (de esto se podría
hablar más largo y tendido); la mentalización seguida por los medios de información,
principalmente estatales, siguió el mismo trámite, y los pocos políticos de
entonces que tuvieron posturas contrarias, fueron dados de lado o acallados de
algún otro modo, por lo que algunos optaron por el mal menor; “las compensaciones”.
Lo hecho, hecho está y no es cosa de remover viejas heridas, pero como
parece ser que esto salió tan bien, lo peligroso es que el asunto siga, por
aquello de que como los de “la cuenca del
Tajo tragamos con todo, vamos a ver si siguen tragando”. En este sentido yo
he escuchado ya audiciones de Radio Nacional en las que se insistía en lo mal
que lo está pasando la cuenca del Segura, pero no aparecía nadie que hablara de
lo que sucede en la cuenca del Tajo. Es también sospechoso que el “Gobierno autónomo de Madrid, se haya
mostrado a favor del trasvase Tajo-Segura” —como ha recogido la prensa—,
porque temo que vendrá el del Tiétar a Madrid para dar de beber a la capital de
España, en fin que yo estoy con el profesor Rodríguez Cancho, cuando dice: “El trasvase está sirviendo para hipotecar la
cuenca del Tajo”, y como no nos andemos listos, quedará hipotecada si no es
que lo está ya.
Cabría decir muchas cosas más, como es la injusticia que supone
desertizar una región española para hacer vergeles en otra, etc., etc. pero hagamos
punto, señalando solamente que el bandido Barbacastaña no iba tan descaminado.
Diario HOY, 10 de agosto de 1983
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.