martes, 3 de octubre de 2017

La prueba de fuego


Uno lleva más de veinte años reseñando sesiones de los plenos municipales y conociendo un montón de corporaciones que en todo ese tiempo, siempre con mucha ilusión, accedieron a las concejalías.
No importa que los tiempos hayan cambiado, porque la ilusión del concejal, tanto de los tiempos de la dictadura, como de la democracia, es siempre buena, y siempre se entra con deseo de arreglarlo todo y de “comerse el mundo”, como suele decirse.
Pero las cosas se ven de forma distinta desde fuera que desde dentro y una cosa son las intenciones y otra cosa es el desarrollo de ellas. Para entendernos, que una cosa es “predicar y otra dar trigo”, como suele decir el refrán clásico.
No quiero remontarme a promesas electorales, que en muchos casos no suelen cumplirse, sino que se hacen para arrancar votos. Hay un ejemplo clásico cual es el de un concejal de Salamanca que en su campaña electoral prometía llevar el equipo de fútbol de su ciudad a Primera División, y esto que a poco que se piense es una gran tontería le proporcionó muchos votos, aunque luego el equipo se quedara donde estaba.
No es este el caso, sino el de los que acceden a concejalías con la buena intención de mejorar muchos servicios y, tras una época de rodaje, se dan cuenta de que los “intereses creados”, la burocracia, el trámite, los presupuestos y otras muchas pegas, son un serio impedimento para realizar la mejora que habían soñado.
Es, si ustedes quieren, el mismo caso del que ve los toros desde la barrera criticando todo, y cuando le dan a él os “trastes” de torear se da cuenta de que lidiar es mucho más difícil de lo que pensaba y cae en defectos iguales o mayores de los que había criticado antes.
No es mi intención desilusionar a nadie, porque la ilusión es imprescindible, los tiros hay que hacerlos por elevación, aunque luego se queden más bajos de lo que pensamos, porque la ilusión es eso: imaginar que uno conseguirá mil cosas, y luego conformarse con conseguir tres que estén bien hechas.
Ahora nuestra corporación está viviendo esos días en los que se enfrenta con la realidad de los hechos, y de esta prueba saldrá su bueno o mal funcionamiento del futuro.
Es más, se da el caso curioso de que estrenan hasta gestión de partido, ya que el mayoritario es el socialista y como el socialismo es una especie de “cajón de sastre” en el que caben desde las ideas más modernas hasta las más extremas, del saber equilibrarlas dependerá el éxito de esa gestión, de la que estaremos pendientes todos.
Ya lo apuntábamos en ocasión anterior, que el Partido Socialista en nuestro municipio va a pasar la “prueba de fuego” que se les presenta francamente difícil si no saben compartir los modos actuales democráticos, para los que el pueblo les ha dado su confianza… pero ¡ojo!, que el peligro radica en que se queden en quitacruces, cambianombres y descuelgarretratos, como posiblemente le sugieren algunas de sus bases, equivocándoles de medio a medio el camino.
Diario HOY, 19 de junio de 1983

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