Me lo ha recordado un comentario de Luis Apostua, sobre la invasión de
campesinos andaluces de la antigua finca de Rumasa “El Indiano” y su posterior desalojo por fuerzas de la Guardia
Civil.
Aquí en Cáceres también ocurrieron cosas de esas, pero en su tiempo.
La referencia de ello que yo tengo me la narró “El Chori”, ya hace años, cuando estudiábamos magisterio en la vieja
escuela normal instalada en “El Perejil”.
“El Chori”, del que no
conozco más que este nombre cariñoso por el que le nombrábamos los estudiantes
de entonces, era un amable guarda – jardinero encargado de los jardines de la
escuela, con el que nos tomábamos nuestros “chatos”
y nos narraba su vida, con la experiencia de hombre de mayor edad que había
vivido ya lo suyo. En una ocasión “El
Chori” nos confesó: “Yo me hice
falangista a la tercera carrera”. Como quiera que no entendimos lo que nos
quería decir, pasó a narrárnoslo.
Resulta que en los años anteriores a la guerra, “El Chori”, era miembro de la Casa del Pueblo, y allí sus líderes “decretaron” que él y otros como él
deberían de ir a tomar posesión de una finca, próxima a “Casa Pintada”, a unos diez kilómetros de Cáceres, asignándoles
parcelas a cada uno de ellos.
Hacia allá se fueron, pero resultó que llegó la Guardia Civil, y les
hizo regresar a Cáceres, más ligeros que ellos hubieran querido. Indignados
fueron a la “Casa del Pueblo” a
plantear el problema, diciéndoles los líderes que había habido una confusión y
que volvieran a la finca, porque todo estaba arreglado; hacia allá se fueron y
hacia acá les hizo venir la Guardia Civil, más deprisa que en la primera ocasión.
Nueva consulta a los líderes, y nueva insistencia de éstos en que había acuerdo
con el gobernador y era la Guardia Civil la que estaba confundida, por lo que
volvieron de nuevo a la finca, para regresar ya a toda marcha corriendo delante
de los caballos de los civiles… “Yo no
aguanté más de estas tres carreras —remataba “El Chori” su narración— y me fui directamente al cuartel de
Falange, donde me apunté, mucho antes de la guerra”.
Leyendo lo que ahora viene ocurriendo en “El Indiano”, uno no tiene más remedio que recordar estos tiempos
que suponíamos idos, y que alguien parece ser se está encargando de resucitar
como viejos fantasmas del pasado, pero fantasmas al fin.
Diario HOY, 11 de junio de 1983
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