Tras de unos cortos días de vacaciones —las vacaciones siempre
resultan cortas— abro de nuevo “la
ventana” para ponerme en comunicación con ustedes. Como de algo tenemos que
hablar este primer día de vuelta, hablaremos de las vacaciones que es tema que
a alguno interesa porque estará a punto de tomarlas, o habrá venido de ellas.
Sin duda, un placer de la vacación es librarse de lo cotidiano, no
poner la “tele” ni la radio y
desintoxicarse de las noticias, casi todas negativas, con las que los medios de
información nos bombardean, no porque los medios de información se las
inventen, ya que son simple reflejo de la realidad, son simplemente el espejo
donde la realidad se refleja pero a veces —si uno es feo— vale el darle un
descanso al espejo, no mirarse en él, e imaginarse que uno es guapo.
Un poco de esto pasa en la vacación, tomada de esta forma, ya que
cuando uno vuelve al “espejo” de la
realidad, se le caen los palos del sombrajo porque el panorama sigue igual: la
peseta bajando, los productos subiendo, el terrorismo haciendo de la suyas,
etc., etc.
He vacacionado en una de las residencia de “tiempo libre” que fue en los tiempos que era “Educación y Descanso” una maravilla y que ahora sigue siéndolo
todavía pero sólo a medias, gracias al esfuerzo del personal que la dirige,
pero que como no se ha vuelto a invertir un duro en ellas para evitar el paso
del tiempo, se está deteriorando a marchas forzadas. Esto es común a esa obra
social que fueron las antiguas residencias, y a uno le hace pensar que también
esto es herencia del antiguo régimen, que supo hacer algunas cosas buenas, como
éstas, pero que los gobiernos herederos de la democracia —tanto de UCD como del
PSOE— no han hecho más que aprovecharlas sin crear ninguna nueva y, lo que es
peor, dejándoselas arruinar como puede deducirse del estado de algunas de
ellas. También en esto se vive de las rentas, aunque no se confiese, como se
vive de las rentas de otras muchas cosas, sin crear nada nuevo. Creo que este
es el grave inconveniente de estas administraciones democráticas ya que el
esfuerzo y “las perras” — punto
importante— lo dedican a la lucha de partidos —al ir tirando— y no se preocupan
de crear nada nuevo.
Démosle, no obstante, un margen de confianza a los socialistas, por
aquello de que acaban de entrar, y esperemos a ver qué pasa ya que como su
nombre indica, por socialistas deben ser sociales, y esperemos a ver que
genialidades sociales llevan ocultas en su bocamanga.
Diario HOY, 17 de julio de 1983
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