No sé por qué, en España, los cambios y las nuevas formas de lo que
sea, a través de la Historia, han solido desencadenar un ateísmo que podríamos
calificar de carnavalesco, porque siempre viene dado por una falta de formación
y de sentido común. Esto ha ocurrido en algún programa de televisión, pero esto
no es nuevo, sobre todo en Cáceres, donde por 1868 ocurrió lo que vamos a
contarles.
En aquel entonces y en el periodo comprendido hasta el 1873, Juan
Guillén Barroeta, regente de imprenta, fundó el primer centro republicano de
Cáceres, que estaba instalado en el número 5 de la calle Carniceros (hoy Sergio
Sánchez). Guillén fue también concejal de nuestro Ayuntamiento, fundador del
Casino de Artesanos y propietario director del periódico “El Faro del Pueblo”, pero en lo de la fundación del Club
Republicano no tuvo mucha suerte porque aparte de cuatro o cinco personas “de orden” y con un poco más de formación
se “apuntaron” al club una verdadera
chusma sin mucha formación en ningún sentido y que respondía más que por el
nombre, por sus respectivos “alias”:
“El mocito del barrio”, “El Caldobuche”, “El Cerandero”, “El Frutos”,
Hilario “El Ciego”, etc.
Las sesiones se orientaban en demostrar que no había Dios. En una de
ellas, Luis García “El Frutos”, le
dio al Sumo Hacedor cinco minutos para que lo pulverizara en el acto y, de no
ser así quedaría demostrado que Dios no existía. Pero la peor demostración fue
la propuesta por Hilario “El Ciego”,
que en un arranque de igualitarismo social pidió que, si era verdad que Dios
existía, dejase también sin vista a toda la concurrencia. La petición le
granjeó el ser expulsado del club a patadas y violentamente… sería por si
acaso.
Diario HOY, 1 de mayo de 1985
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