Nosotros creamos muchas oficinas de información a los consumidores,
muchas asociaciones para defensa de éstos, pero la verdad del caso es que los
consumidores que somos todos, cada día estamos más indefensos contra la subida
de los precios, y sobre todo al filo de la Navidad en la que, tradicionalmente,
se disparan estos sin que se haya inventado todavía la forma de sujetarlos.
A uno le cabe preguntarse: ¿Y para qué sirven todos estos organismos
más o menos oficiales? La realidad nos dice que para nada, aunque los
consumidores seamos mayoría. Como se dijo de algún otro organismo, todas esas
oficinas, son una especie de cañón del siglo XV que no sirven más que para
adorno pero que no solucionan nada práctico, como no lo solucionó en su tiempo
aquello de la “Disciplina del mercado”,
“El código alimenticio” y otras
muchas zarandajas con las que nos han bombardeado los listos que la crearon. El
hecho es que los precios suben, nada más que hay más demanda de artículos, y el
consumidor está tan indefenso con asociaciones y oficinas como sin ellas.
Pero hay otra cosa demencial en esta época que son los espacios
televisivos dedicados a presentar los posibles platos o menús para la navidad.
En uno de ellos un alto cocinero, explicaba como se pueden guisar las angulas
como plato navideño. Sepan, y creo que esto los saben las amas de casa, que las
angulas aquí valen las 15.000 pesetas y las congeladas sobre las 7 u 8.000. ¿dígame
usted qué persona con un sueldo como el suyo o el mío, o menores, se atreven a
comer angulas?. Pienso que presentar una comida de élite en la televisión, es
un poco tomarnos el pelo, porque el que tiene 15.000 pesetas, para gastarlas en
angulas, creo que le sobrará dinero para encargar a un cocinero que se las
guise. Si eso no es vivir de espaldas a la generalidad de los televidentes, que
venga Dios y lo vea.
Diario HOY, 21 de diciembre de 1984
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