A mí me agrada que la Diputación, Ayuntamiento y los políticos en
general, que ahora tienen la sartén por el mango, se embarquen en esos arreglos
de la ciudad para el futuro que, en el caso que vamos a referir se llamará: “Plan Especial” de Cáceres y abarcará
varios proyectos nuevos entre los que figura la adecuación del entorno de
la “Cueva
de Maltravieso”, que ha estado abandonada casi desde su descubrimiento.
Digo que me agradan estas decisiones en las que los políticos se
ocupan de hacer cosas cara a la calle y, por qué no decirlo, cara a las
elecciones, aspectos que no debe tener nada de vergonzoso y que se debería dar,
no sólo en las proximidades de las elecciones, sino durante el total de la
gestión de cada uno de los políticos que mandan, que para eso se han elegido.
No se trata de cumplir con sus elecciones, sino de convencer a los que no los
votaron de que debieron hacerlo, porque ellos
son buenísimos para la comunidad y deben continuar en el cargo, por lo que
deben ahora votarles más de lo que lo hicieron entonces Yo no pongo pegas a
todo lo que trate de sumar cosas positivas ara la ciudad o provincia, lo único
que me duele es que estas cosas se hagan casi exclusivamente al final del
mandato y cuando se espera una renovación. El político tiene la obligación de
hacerlo desde que tiene el cargo hasta que lo deja, esmerándose en hacerlo cada
día mejor, con lo que la reelección la tendría siempre asegurada.
En fin, como lo que importa es hacer cosas por Cáceres, digamos
aquello de “hágase el milagro… y hágalo el diablo”, sin querer llamar diablos a
ninguno de los contendientes en política, en la que creo que, como la muerte,
“hay que trabajar como si fuéramos eternos y estar siempre preparados para el
relevo”.
Diario HOY, 13 de diciembre de 1986
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