Mi buen amigo y antiguo compañero en la radio, Eugenio Ceballos, envió
a nuestra sección de “Cartas a HOY”,
una publicada ayer, en la que hace una matización a una de estas “ventanas” (la publicada el 6 de este
mes), tildando de verdad a medias el contenido de la misma. Se trata sólo de un
matiz, ya que en líneas generales se dice seguidor de esta sección mía de “La ventana”, lo que le agradezco, pero
por aquello que él mismo dice de su preocupación porque “la historia no nos quede por mentirosos”, me gustaría volver al
tema para su total aclaración que puede tener un interés histórico local para
todos.
En mi “ventana” me refería a
“una especia de aportaciones muy
curiosas, consistentes en que cada vecino tenía la obligación de ir a plantar
un determinado número de árboles o pagar para que otro lo hiciera en su lugar”,
lo que dice conocerlo.
Yo me alegro conocer la versión desde otro punto de vista que yo
desconocía, el de los presos políticos, ya que la que yo conocía y daba era la
de mi propio padre que no fue preso político, y estuvo allí plantando pinos,
sin que nadie le obligara a vestir la camisa azul, y cumpliendo una obligación
que tenían todos los vecinos, no presos políticos, llamada “Prestaciones personales”, cual era ir a
plantar un determinado número de árboles o pagar porque otro lo hiciera. Es
posible que a los presos se les obligara a eso y a otros trabajos forzados, y
aún a vestir la camisa azul, como él dice y yo creo, pero no era ese el caso
que explicaba.
Diario HOY, 28 de noviembre de 1986
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