Uno no es un técnico en cuestiones administrativas ni políticas, pero
viene pulsando que, desde hace ya mucho tiempo, el crecimiento de Cáceres, con
la creación de nuevos barrios, alguno de los cuales tiene más habitantes que el
centro clásico de la ciudad, ha desbordado las previsiones municipales en
cuanto a la atención se refiere, por lo que es oportuna la creación de esa
policía de barrio, de la que tanto se ha hablado sin llegar a crearla, como
oportuno es el crear una serie de cargos que puedan atender a parte de la
ciudad, que se nos ha hecho tan grande que no hay posibilidad de que toda la
atención de ella esté centrada en una sola persona como puede ser la figura del
alcalde.
Creo que con menor motivo, en la época de la República, se dividió la
ciudad en sectores que atendían los tenientes de alcalde con atribuciones
suficientes como para que las cosas necesarias para cada barrio quedaran
resueltas por el teniente de alcalde del mismo, que al par era un valedor ante
el alcalde para cualquier petición lógica de los vecinos del barrio que le
correspondía atender. Así, las cuatro tenencias de alcaldía que entonces existían
en la ciudad tenían adjudicado cada una su barrio y los vecinos del mismo sabían
que era a su teniente de alcalde al que debían ir, en primera instancia, para
cualquier asunto que necesitaban solucionar en el ayuntamiento, con lo que la
burocracia municipal se simplificaba y, sobre todo, se aligeraba mucho la gestión
del alcalde que podía dedicarse a cosas de mayor entidad que la de atender las
pequeñas cosas de todos los días. Aparte de ello, se conseguía que cada
concejal se responsabilizara con una parcela de la administración política del
Ayuntamiento, dándole una labor a realizar. Todo esto era así y sin cobrar un
duro, por lo que extraña que ahora, cobrando, haya teniente de alcalde y
concejal que no va ni a los plenos.
Diario HOY, 10 de enero de 1987
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