Aunque se diga eso de que: “todo
el año es carnaval”, la verdad es que Cáceres está viviendo estos días,
afortunadamente, una convivencia festiva, popular y callejera, como no era de
esperar dada la proverbial seriedad que dicen caracteriza a nuestra gente, aunque
yo estoy por afirmar que una cosa es la seriedad y otra el sentido del humor
que caracteriza también a nuestro pueblo y del que se habla tanto como de la
seriedad cacereña. Cáceres es convivencial y, prueba de ello, es que
generalmente a lo largo de todo el año, nuestro pueblo participa en los lugares
de convivencia principalmente abiertos para la juventud. Es curioso escuchar
eso de que nuestra juventud realmente se divierte y los jóvenes estudiantes que
han probado vivir unos cursos en Cáceres si han tendido que marchar de aquí,
echan esa convivencia de menos diciendo aquello de: “donde se pasa bien es en Cáceres”, cosa que no era tan fácil para
la juventud de no hace tanto tiempo, por la serie de trabas que otras
juventudes, no tan lejanas, hubieron de soportar.
Pero no es eso de lo que queríamos hablar, sino de este resucitar de
las fiestas de Carnaval en Cáceres que, debemos en primer lugar al
Ayuntamiento, llámense los concejales que los hicieron posibles Agustín García
o José Alvarado y sean de AP o del PSOE, que eso es lo de menos, porque el
pueblo lo que agradece es darle ocasión a divertirse, sin distingos políticos
de los que fueron organizadores de este resurgir. Hubo de hacerse así, porque
se había roto una tradición resucitada, pero lo que sí hay que decir es que el
pueblo en general, sin distingos de edades y a veces de un modo familiar
completo, se está divirtiendo sanamente, que no es poco.
Diario HOY, 3 de marzo de 1987
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