Ahora que se anuncia el montaje de torneos al estilo medieval en
nuestra Plaza Mayor, con unos juegos excepcionales y parecidos a los que en
algunas ciudades italianas se vienen haciendo, que se convocan “extras” y figurantes para vestir el
entorno, que habrán de costar mucho dinero, como costarán todas esas fiesta y
esa corrida a la antigua usanza y el vestir a Cáceres con escudos, reposteros,
pendones y banderines y toda la parafernalia que la ocasión requiere, hay cacereños
que opinan de maneras diversas pero hay un núcleo de ellos que se dicen: “¿Y no podrían gastarse el dinero en cosa
mejor que en todo ese enredo?”
Hay hasta un político que lo es y de los buenos, pero que con cierta
sorna te dice: “Estamos montando el circo
y lo único que nos faltan son los elefantes”. Pues bien, yo tengo que
diferir de ese facilón criterio de criticarlo todo porque, en efecto, se va a
gastar mucho dinero, pero se va a gastar mucho dinero en que se divierta el
pueblo en una ocasión excepcional y pienso que, si hace falta traer elefantes
para que el circo sea completo, deben traerse, porque ese dinero es para que el
propio pueblo de Cáceres tenga ocasión de ver algo excepcional en un
excepcional momento como ha sido el de nombrar a nuestra ciudad patrimonio de
todos. Yo protestaría si ese dinero se lo llevara alguno de los muchos políticos
que nos disfrutamos, pero no cuando su empleo es para divertir a un pueblo en
una ocasión única, en la que Cáceres ha dejado de ser, como fue en el pasado,
patrimonio de unos pocos señores, de los caciques, de los políticos de turno ,
de los ricos y los usureros, para convertirse en patrimonio de toda la
Humanidad en la que también forma ese pueblo cacereño, que siempre estuvo de
comparsa de los nobles y que ahora pasa a ser protagonista de su propia ciudad,
que es más suya que nunca.
¿Hay alguna forma mejor de gastar el dinero).
Diario HOY, 1 de febrero de 1987
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