(Incluida en el libro
“Ventanas a la Ciudad”)
Para los amantes de los “rinconcillos”
de la historia de Cáceres, vamos a aportarles unos datos curiosos que
posiblemente no conocen y que hasta pueden servir para la pequeña historia de
la barriada de San Marquino, posiblemente, una de las más antiguas de Cáceres,
ya que en dicho lugar estuvo el campamento de las tropas cristianas de Alfonso
IX de León, que tomó Cáceres a los moros allá por los albores del siglo XIII
... ya ha llovido desde entonces.
Boxoyo, un cura historiador del siglo XVIII, afirma que la primera
iglesia que hubo en Cáceres después de esa conquista, fue la del glorioso
evangelista San Marcos, que está —sigue el cura— entre la muralla y la Ribera,
al pie de la torre de los Pozos, en cuyo sitio se dice por tradición haberse
celebrado la primera misa el día de este Santo, dos días después de la
conquista.
El dato es curiosísimo si tenemos en cuenta que San Jorge se celebra
el 23 de abril y San Marcos el 25, o sea exactamente dos días después.
Agrega aquel historiador: debajo de esta capilla principia una mina
que continuando bajo la muralla, sigue hasta cerca de la Casa de los Aljibes,
por la que se dice entraron los soldados de Alfonso IX, y describe esta ermita,
ya desaparecida, como una casa de tres varas en cuadro y en su altar una devota
y bien ejecutada imagen del Santo en escultura de mucha antigüedad. Según el
historiador Sánchez Loro, se convirtió después en vivienda particular, por lo
que deducimos estaba pegada a la muralla, sin tener que ver nada con San Marquino, que está en el
cerro de enfrente, donde hubo otra ermita —cuyos restos aún quedan— y donde
concurría la villa a la festividad del Santo, con el toro de San Marcos detrás,
teniéndose que suprimir esta práctica por acuerdo de 19 de abril de 1747, ya
que el toro se desmandaba a veces y hacía de las suyas.
Lo curioso es saber que hubo dos ermitas de San Marcos, una al pie de
muralla y otra enfrente, la primera desaparecida; cerca de ella, más pegada a
la Ribera, otra ermita más, dedicada a San Jorge, cuya estructura ha llegado
hasta nuestros días aunque también desapareció hace algunos años...
Es, si ustedes quieren, una nimiedad histórica, pero que a algunos
cacereños, como a los de la barriada de San Marquino, puede interesarles.
Diario HOY, 28 de mayo de 1982
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