Este año, al menos en nuestra provincia, están afortunadamente siendo
más escasos los incendios forestales. Yo no sé si es porque se ha extremado más
la vigilancia del monte, o por lo que me decía con cierto humor un amigo: “porque no va habiendo montes que quemar”…
Cosa que no es cierta porque, afortunadamente también, sigue habiendo una
amplia riqueza de montes y creemos que un deseo de ICONA de seguir procediendo
a repoblaciones en los sitios que van faltando.
Esto de quemar los montes, en cierto modo, es como escupir al cielo,
que la escupida le acaba cayendo a uno encima, porque la desertización lleva
aparejada la sequía y otros males que acabamos padeciendo todos; y si no, ahí
están esas muchas localidades en “alerta
roja”, posiblemente porque faltan las zonas de verdor, bosques o montes
que, fijando las nubes, hacen que estas lluevan sobre los terrenos Esto lo
decimos a nivel mundial, y sin olvidar el nivel local o provincial de estos
males. Se dice que si llegara a desaparecer la masa verde que hay en el
Amazonas, las dificultades de pervivencia del hombre en la Tierra serían tantas
que podríamos llegar a desaparecer como especie… Pero las apetencias de dinero
de los industriales que sacan madera de estos terrenos selváticos son tan
grandes que no suelen pararse en esto que, siendo verdad, ellos lo consideran teorías
a largo plazo. El egoísmo del hombre es grande y su locura, que puede llevarle
al suicidio de la especie, también. Nos recuerda esto el cuento del loro que subido
al palo mayor de un barco que se hundía, según se iban ahogando los pasajeros
que estaban en niveles más bajos, repetía, como una muletilla: “¡San Fastidiarse!”, hasta que el agua
llegó a sus propias patas, cambiando el dicho por la siguiente interrogación: “¿SanFastidiarse, es que nos vamos a
fastidias todos?” Pues, sí señores, según los científicos, de seguir así
nos acabaremos fastidiando todos, aunque los últimos sean los pirómanos que
queman el monte, pero ellos también caerán en su propia trampa.
Esto, que es una verdad, lo hemos tomado un poco a pitorreo, hasta el
punto de convertir el “slogan” aquel
de: “Cuando un monte se quema, algo suyo
se quema”… agregando: “Señor conde”…
La cosa puede tener gracia, pero es preocupante, hasta el punto de que en Cuba
—un país comunista— hay grandes carteles que dicen: “Cuando un monte se quema, se quema también algo de nuestra economía”…
Y lo que nos preocupa es que no haya unas leyes internacionales, más drásticas,
contra esta forma de “terrorismo” que
va en contra de la propia Humanidad.
Diario HOY, 17 de agosto de 1982
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