Con esto de los motes pasa que muchas veces quedan más que los propios
nombres. No habrá que recordar que en nuestros pueblos todavía sigue siendo
habitual el conocerse por motes y no por apellidos, porque el mote es un
apellido impuesto por el propio pueblo que suele reseñar un hecho familiar, un
defecto, una antigua profesión y hasta se da el caso de que en algunos de ellos
preguntas por una persona, con el apellido que consta en su documento nacional
de identidad, y no suelen conocerla si no se agrega el mote familiar, mucho más
conocido.
Sobre esto podría montarse hasta una teoría del origen de los
apellidos, que se formaron en muchas ocasiones, y en sus orígenes, del propio
mote. Así, González significa hijo de Gonzalo, Hernández hijo de Hernando, etc.
Hay otros que se basan en un hecho sucedido a algún antepasado; por ejemplo,
Romo, que reseña el hecho de que a un caballero, en una de las luchas a que
asistió, le quedaron chato; o bien el apellido Machuca, muy extremeño, que
reseña el que otro caballero que perdió sus armas en una batalla se fabricó una
porra de la rama de un árbol y con ella “machucaba”
a los moros que combatía… En fin, que el mote fue origen en muchas ocasiones
del apellido.
Lo que es menos corriente, pero se da, es que estos motes prevalezcan
en los edificios. Por ejemplo, en Cáceres, poca gente conoce el antiguo
Instituto Nacional de Previsión como tal, sino que se le llama “La Perra Gorda”. El origen, según hemos
podido saber, es que la previsión o seguridad social que en sus comienzos montó
en Cáceres el adalid de estas reivindicaciones que fue don León Leal, solía cobrar
una “perra gorda” (diez céntimos) del
sueldo del beneficiario, con lo que el edificio se quedó con el nombre de “La Perra Gorda”.
Otro origen quizás más curioso es el de un establecimiento de Cáceres,
que popularmente se sigue conociendo como “El
Requeté”, aunque nunca se llamó “oficialmente”
así. Nos referimos al comercio que, tras nuestra última guerra civil, montara
en Cáceres el industrial moralo, ya fallecido, don Getulio Hernández. Para los
curiosos de estas cosas, les diremos que el origen de ese mote viene dado
porque ese edificio, durante la guerra, fue el cuartel de las tropas carlistas,
o requetés, que lucharon al lado de Franco y al montar don Getulio el comercio
heredó el nombre que sigue siendo por el que se le conoce, aunque don Getulio
no tuviera que ver nunca ni con las ideas ni con el cuartel carlista que allí funcionó.
Quede el dato para la pequeña historia cacereña.
Diario HOY, 11 de agosto de 1982
NOTA.- Aunque Fernando atribuye a Getulio Hernández la condición
de “moralo”, en realidad nació en Garganta la Olla en 1885. Aprendió los
entresijos del comercio en Cáceres, de la mano de Tomás Pérez Hernández
(pariente de su padre) y de Víctor García Hernández. Fue éste último el que le ayudó a instalarse
como comerciante independiente en Navalmoral de la Mata, donde ejerció hasta el
inicio de la guerra civil (nota de Teófilo Amores).
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