Me parece a mí, querido lector, que según se están poniendo las cosas
nos va a pasar como a Abundio. Seguramente usted conocerá el “caso Abundio”, porque es sumamente
conocido. Abundio fue el que tuvo que vender el coche para poder comprar
gasolina. Pues como el buen sentido no lo remedie me temo que muchos de los que
ahora tenemos coche vamos a tener que imitarle.
Lo malo es que el coche hoy día no es un lujo, aunque el Gobierno o la
Administración se empeñen en cargarle con el alto “impuesto de lujo”, del que vienen protestando fabricantes y
vendedores de estas máquinas, que, al decir de ellos, suponen unas trabas a la
hora de colocarlos a los cada vez más escasos compradores. El coche hoy día en muchos casos es una
herramienta de trabajo de la que no se puede prescindir en muchas profesiones a
menos de prescindir también de la profesión: albañiles, representantes,
periodistas y un largo etcétera lo siguen utilizando como tal. Y es a éstos a los que peor se les van a poner las
cosas.
No hace muchos días el propietario de una estación de servicio nos
contaba que hay muchos usuarios que se acercan al poste de la gasolina para
poner a su coche lo que les puedan dar por cien, doscientas y aun por treinta y
tantas pesetas… porque no se tenía más dinero para más. Piensen qué pasará si
la gasolina, que según declaraciones del propio presidente de CAMPSA, Enrique Sánchez
de León, “en España está en la cota máxima
de los precios europeos”, nos vuelve a subir de nuevo.
En este sentido se han manifestado ya los expendedores, los
fabricantes de coches y otros profesionales más señalando la inoportunidad de
una subida de precios, subida que, al parecer, es inminente por el déficit público.
Hay unas noticias concatenadas, que por cierto publicaba ayer nuestro
periódico; una, referida a las declaraciones del propio Sánchez de León, que
decía: “La gasolina puede subir en
cualquier momento”, y otra relacionada con los acuerdos que se están discutiendo
entre CAMPSA y las centrales sindicales sobre el posible “cierre nocturno y dominical de las gasolineras”… No quiero ser pájaro
de mal agüero, pero pienso que si la gasolina sube, no sólo se va a conseguir
el cierre nocturno y dominical de las gasolineras, sino el cierre definitivo de
muchas estaciones por la falta de clientes. Vamos, lo que decíamos de Abundio
al principio del comentario.
Diario HOY, 8 de julio de 1982
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